Un ciclista con un gran corazón: Era probable que su hijo no despierte
Una donación de órganos le salvó la vida. Así que viajó 2,300 kilómetros para conocer a la madre responsable de que le llegara un corazón.
Tomó varios borradores finalizar las cartas adecuadas. Debía condensar la vida de su hijo en unas cuantas palabras sobre papel. Pintar el cuadro completo de alguien lleno de energía y amor, para que los beneficiarios de su muerte, las personas que recibieron sus órganos, supieran lo afortunados que eran.
Tres semanas antes se había roto el hilo que sostenía el mundo de Christine Cheers. El 21 de febrero de 2018 alguien del otro lado del teléfono dijo las palabras que someten a cualquier padre: “Hubo un accidente”.
Su hijo, James Mazzuchelli, cirujano de vuelo de 32 años que trabajaba para la Marina de Estados Unidos, salió herido durante una misión de entrenamiento en helicóptero en una base militar de California. Si quería verlo con vida tenía que tomar el siguiente vuelo desde Florida. Y necesitaba rezar.
A la mañana siguiente, cuando Christine y David Cheers, padrastro de James, llegaron al Hospital Scripps Memorial en La Jolla, California, su hijo todavía respiraba. Una serie de máquinas lo mantenían con vida y los médicos le dijeron a la madre que, así como lo veía, era probable que fuera su futuro; que su buzo, viajero y sobresaliente hijo nunca despertaría. Jamás respiraría por su cuenta. Nunca le sonreiría de nuevo.
Era momento de que la mujer honrara el espíritu de un hombre que cambió la carrera de ingeniería comercial para estudiar medicina porque quería ayudar a la gente. Era tiempo de hacer del peor día de su vida, el mejor día de un desconocido.
Christine le indicó al hospital que iniciara con el proceso de donación de órganos. Estas pocas palabras, por difícil que fuera pronunciarlas, pronto desatarían una serie de eventos, permitiendo a un hombre regresar al trabajo, a un veterano de guerra recuperar su salud y a un ciclista enfermo volver a subir a su transporte preferido.
Mike Cohen apenas tenía 18 años cuando, en 2004, le diagnosticaron un tipo agresivo de leucemia. Los doctores le advirtieron que el protocolo para el tratamiento podría causar un daño permanente en su corazón.
En aquel entonces, sobrevivir al cáncer le parecía la preocupación más grave. Se sometió a tratamientos de radiación y quimioterapia e incluso se mudó de Nueva York a San Diego, California, para su último año de quimioterapia, pues su oncólogo recomendó que un clima más templado sería mejor para su cuerpo.
El riesgo rindió frutos: dos años después de su diagnóstico, estaba libre de cáncer. Y la mudanza también le sentó bien. Tan pronto como su salud le permitió salir, empezó a practicar senderismo o a montar bicicleta. De ser un ciclista casual de niño, Mike pasó a obsesionarse con esta disciplina.
Para celebrar su sexto año sin cáncer, decidió ir pedaleando a través del país hasta Nueva York. Desde el inicio fue todo un reto. Lo que no sabía durante ese viaje era que su corazón comenzaba a fallar, y en los años siguientes su salud continuó deteriorándose. Hasta en días en que no usaba su bicicleta se sentía muy cansado. Entonces, una tarde de 2017, empezó a sentir dolores en el pecho.
Su hermano Dan se apresuró a llevarlo a la sala de urgencias, donde los médicos descubrieron un coágulo del tamaño de una pelota de golf alojado en su ventrículo izquierdo. Intentaron usar anticoagulantes, pero su condición no mejoraba.
Al poco tiempo, personal del hospital lo preparaba para una cirugía a corazón abierto en la que instalarían un dispositivo de asistencia ventricular izquierda (DAVI), el cual realizaría el bombeo que su corazón no podía lograr.
El DAVI implantado requería de acceso constante a una corriente eléctrica, lo cual significaba que Mike estaba literalmente atado en interiores por un cordón que salía de su abdomen. Aun con un paquete de batería de respaldo “era imposible salir a la calle, pues no podía estar seguro de que nadie se tropezaría con el cable”, explica. Su anterior vida activa parecía quedar a una eternidad de distancia.
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