Un hombre con sangre blanca sobrevive gracias a antigua técnica
Un hombre de 39 años llegó temblando al hospital, los primeros análisis muestran una anomalía: su sangre es tan espesa y blanca que podría confundirse con leche.
Un hombre de 39 años llegó temblando al hospital, los primeros análisis muestran una anomalía: su sangre es tan espesa y blanca que podría confundirse con leche.
Poco después los doctores dan con su dolencia: hipertrigliceridemia extrema, una enfermedad caracterizada por altos niveles de moléculas de triglicéridos grasos en la sangre.
Una afección que normalmente se trata con una técnica llamada plasmaféresis, la cual extrae el plasma sanguíneo del cuerpo, elimina el exceso de triglicéridos (u otros componentes tóxicos) y devuelve la sangre limpia y filtrada al paciente.
Cuando los médicos del Hospital Universitario de Colonia iban a comenzar la técnica, la sangre extremadamente gruesa y grasa del paciente obstruyó la máquina hasta en dos ocasiones.
Se necesitaba un enfoque diferente para extraer de alguna manera el nivel extremo y peligroso de grasa de la sangre del hombre.
Los niveles triglicéridos se consideran normales cuando se encuentran por debajo de 150 miligramos por decilitro, y si llegan a ubicarse por encima de 500 mg / dL se consideran muy altos.
El paciente en cuestión tenía una extravagante lectura de 14.000 mg / dL. Los niveles de triglicéridos eran tan altos que su sangre había perdido su distintivo color rojo, tomado una inusual apariencia “lechosa”.
Por esta razón el paciente experimentaba náuseas, vómitos, dolores de cabeza y un estado de alerta cada vez menor cuando acudió al hospital.
Todos estos síntomas juntos pueden dar con lo que se conoce como síndrome de hiperviscosidad, donde la sangre anormalmente engrosada puede, en casos muy severos, desencadenar convulsiones y coma.
Los investigadores atribuyen varios factores relacionados con su obesidad, dieta, resistencia a la insulina y una posible predisposición genética.
Así que dado que la plasmaféresis no era posible, los médicos optaron por una opción mucho más antigua (y ahora desacreditada): un tratamiento prácticamente olvidado que no se ha practicado en la medicina convencional desde los siglos XVIII y XIX: la flebotomía.
Se trata de una operación quirúrgica que consiste en hacer una incisión en una vena para evacuar una cierta cantidad de sangre, una técnica antigua que se remonta hasta el Antiguo Egipto hace unos 3,000 años y que fue una de las formas más comunes de operación “médica”.
Actualmente la flebotomía se considera principalmente como una forma anacrónica de pseudociencia que causó mucho más daño que bien a los pacientes.
Pero este no era un caso normal, había que evacuar la sangre peligrosamente saturada de grasa. Y así fue como los médicos terminaron extrayendo dos litros de sangre del hombre, reemplazándolos con un suministro de concentrados de glóbulos rojos, plasma fresco congelado y una solución salina fisiológica.
El remedio finalmente funcionó, disminuyendo con éxito los niveles de triglicéridos del paciente y, a los cinco días, ya no tenía síntomas neurológicos residuales.
Como recogieron en su trabajo, “si la plasmaféresis no se puede realizar debido a una hiperviscosidad extrema, nuestra experiencia demuestra que la flebotomía puede ser una alternativa efectiva”, zanjan.