La risa, remedio infalible: Un hombre va a una tienda
Una persona va a una tienda de animales con la finalidad de comprar una mascota. El dependiente lo lleva a la sección de aves...
Un hombre va a una tienda de mascotas a comprar un loro. El dependiente lo lleva a la sección de aves y le pide que escoja uno.
—¿Cuánto cuesta el amarillo?
—pregunta el cliente.
—Cien dólares, señor —responde el empleado.
Un poco desconcertado al conocer el precio, el hombre dice:
—Pero, ¿por qué es tan caro?
—Porque es un loro muy especial —contesta el dependiente—. Sabe mecanografía, y es capaz de escribir rapidísimo a máquina.
—¿Y el loro verde? —pregunta el cliente, señalando otra jaula.
—Ése cuesta 500 dólares. Sabe mecanografía, contesta llamadas telefónicas y, además, toma dictados.
—¡Vaya! ¿Cuánto por el rojo?
—Mil dólares —responde el empleado en tono firme.
—¡No puede ser! —se asombra el hombre—. ¿Y qué hace?
—No sé —replica el vendedor—, pero los otros dos le dicen jefe.
Cheryl Calloway, Reino Unido
Una mujer ve a su esposo parado sobre la báscula del baño, contrayendo el abdomen.
—Pierdes el tiempo —le dice, sonriendo con malicia—. Hacer eso no te va a servir para nada.
—Claro que sí —contesta el marido—. Si no contraigo el abdomen, ¿cómo podré ver cuánto peso?
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El psiquiatra le dice a uno de sus pacientes:
—No tiene usted ningún motivo para preocuparse. Toda persona que pueda pagar mis honorarios, definitivamente no es un fracaso.
Lea Berner, Suiza
Un ciclista se topa en la calle con dos niños y les pregunta:
—¿Alguno de ustedes sabe montar en bicicleta?
Ambos niegan con la cabeza.
—Muy bien. Entonces, ¿podrían cuidar la mía mientras entro al bar a tomar un par de cervezas?
Jose Matias Mourao, Portugal