Un líder encantador

César Millán ha cautivado al mundo por su prodigiosa capacidad para vincularse con los perros.

Quien lo conoce no puede sustraerse a su mirada serena, ni tampoco a la energía que irradia con cada palabra que pronuncia. Es uno de tantos mexicanos que, por millones, han cruzado la frontera norte del país en busca de un futuro mejor, y que gracias a esa “cadena de favores” que de vez en cuando se forja en el mundo, ha podido explotar el extraordinario don que posee: entender la psicología del mejor amigo del hombre.

Oriundo de Culiacán, Sinaloa, César recuerda que siempre quiso ser alguien en la vida. De niño veía en la televisión las series Lassie y Las aventuras de Rin tin tin, y soñaba con llegar a ser el mejor adiestrador de perros del mundo. Un día le preguntó a su madre si creía que eso era posible, y ella le contestó: “Tú puedes ser lo que quieras ser”.

Hoy día el “Encantador de perros” es una celebridad en más de 50 países, y lejanos parecen los días en que empezó a cobrar notoriedad mientras recorría las calles de Los Ángeles, California, con una veintena de canes que lo seguían ordenadamente sin necesidad de llevar correa. Fue entonces cuando la actriz y cantante Jada Pinkett Smith, esposa del famoso actor Will Smith, lo contrató para que la ayudara a adiestrar a sus rottweiler. Impresionada por la eficacia de los métodos de César, Jada lo animó para que aprendiera inglés, y durante un año le pagó clases particulares. Amante y defensora de los animales, la señora Smith ahora es miembro de la junta directiva de la Cesar Millan Foundation. 

El “Líder de la manada”, como también se le conoce a César, hace poco estuvo de visita en la Ciudad de México para promover el lanzamiento de su línea de croquetas y accesorios para perro, que venderá de manera exclusiva una tiendadepartamental. Luego de dar una conferencia de prensa y un taller muy entretenido en el que ratificó los principios de su método, César nos concedió esta entrevista.  

 

Te has convertido en una celebridad internacional por tu labor en pro de los perros. ¿Qué te hace diferente de otras personas e instituciones que realizan tareas similares?

Hay instituciones que se dedican primordialmente a educar al humano para que tenga el corazón un poco más abierto, a rescatar y no abandonar a los perros, y a entender lo que es la esterilización. Lo que hago yo está dirigido a la psicología del perro; es decir, trabajo en la prevención y rehabilitación, mientras que otras personas e instituciones se centran en el rescate. Ellos hacen una labor importante —rescatar perros de la calle—, y yo ofrezco soluciones.

 

Por favor, háblanos de algunas acciones concretas de tu fundación.

Educación de niños en las escuelas. Un ejemplo es lo que hicimos en sociedad con la Universidad Yale, con la cual creamos un “currículum”. Mi fundación donó un millón de dólares para que los niños de kínder puedan aprender a temprana edad lo que yo sé: a leer la energía de un perro y saber cuáles son sus necesidades. Así, la siguiente generación sabrá lo que tiene que hacer, a diferencia de la
actual, que ama a los perros pero no sabe qué hacer. Mis clientes son artistas famosos, reyes y presidentes, pero un perro no sabe cuál es tu trabajo; lo que percibe es cómo vives. Si llevas una vida caótica, se comportará de forma caótica.

En realidad, todas las personas buscan la armonía y el balance, pero lo posponen. Es como si uno dijera: “Cuando tenga fama, dinero o consiga graduarme, entonces buscaré el balance”. Mientras tanto, la gente decide adoptar un perro para tener compañía, y el perro simplemente absorbe el comportamiento que ve en esa casa.

 

Mucha gente dice que se les brinda más atención a los perros callejeros que a los niños que carecen de un hogar, que son adictos a las drogas o que sufren el abandono. ¿Cuál es tu opinión al respecto?

Es una triste verdad. Ojalá pudiera ayudar a todo el mundo, pero lo cierto es que, para poder ayudar, se necesita que alguien quiera ser ayudado. Hay drogadictos a los que se les ofrece ayuda, pero la rechazan. Un perro nunca hace eso. Si una persona te rechaza, quizá te desanimes y pierdas la motivación, pero lo importante es seguir ofreciendo ayuda porque así te mantienes conectado con la parte humana. ¿Es más importante un niño que un perro? Los dos son sumamente importantes; a los dos se les debe ayudar. Lamentablemente, el humano muchas veces tarda en aceptar la ayuda.

 

Hay muchísimos perros que carecen de hogar y dueño. ¿Cómo se podría inculcar una cultura de respeto y protección de los perros, y de todos los animales en general?

Creo que se trata de una evolución a nivel mundial, porque antes no se respetaba a la mujer y se creó una ley para que se le respetara. Hubo un tiempo en el que había mucho racismo y se hicieron leyes para proscribirlo. El ser humano es capaz de acatar reglas, pero hace falta una legislación que nos recuerde lo que debemos hacer; por ejemplo, ahora no tienes permitido usar un teléfono mientras conduces un auto, y es obligatorio usar el cinturón de seguridad porque salva vidas. El humano busca esa guía y una disciplina; si no las tiene, pues hay que dárselas.

 

¿En qué país de los muchos que has visitado tratan mejor a los perros, o cuál tiene una legislación más justa para los animales?

Todos tienen su lado bueno y su lado malo. En Finlandia, por ejemplo, no hay sobrepoblación de perros ni albergues para ellos, así que ése es un aspecto bueno de ese país. Allí toman en serio la esterilización canina, si bien eso puede generar problemas psicológicos en los perros, porque cuando están intactos quieren a las hembras y pelean por ellas; es decir, el asunto tiene pros y contras.

Los alemanes tienen una estructura increíble. Para poder adoptar un perro en Alemania primero debes recibir clases y aprender, aprobar un curso y repetirlo cada seis meses; si quieres tener un rottweiler, debes pagar cierta cantidad de impuestos, y si deseas un pit bull, pagar 1,000 euros al fisco. Es decir, debes saber de perros obligatoriamente, y si quieres criar una perra y que se reproduzca, tienes que pedir permiso y esperar a que te lo den o te lo nieguen. 

Los alemanes y los japoneses son famosos por su disciplina, pero muchos de ellos batallan con sus perros. Acabo de regresar de un viaje por Europa, donde la gente tiene problemas con los rottweiler, los pit bull y los pastor alemán. Descubrí que ya no quieren decirle “no” a un perro que se comporta mal; prefieren usar la conocida técnica del reforzamiento positivo. En algunos casos funciona, pero en otros no.

En Europa no hablan de energía, sino de técnica. Mucha gente se enfoca en entrenar al perro, y yo, en entrenar al humano, en que aprenda a ganarse la confianza, el respeto y la lealtad de su mascota. ¿Cómo? Siendo calmado, y con ejercicio, disciplina y afecto. En muchos países europeos ya no quieren ciertas razas, y eso es racismo. Por ejemplo, en Inglaterra ya no aceptan a los pit bull.

Como nos comportamos con los animales, nos comportamos con los humanos. Por eso es tan importante la frase que dijo Gandhi: “La grandeza de una nación y su progreso moral pueden ser juzgados por la manera en que trata a sus animales”. Si eres racista con el perro, eres racista con el humano. Si no alcanzas el equilibrio, pues ésa es tu forma de vida. El animal te dice la verdad; el humano te cuenta la historia, y siempre te va a mentir. Te va a decir que lo que sucede no es su culpa; quisiera cambiar, pero le cuesta hacerlo.

 

César, eres una figura pública y un ejemplo para muchas personas. Se sabe que has tenido algunas crisis personales. ¿De dónde sacas energía para hacer frente a los problemas y recuperar el equilibrio? 

Creo que todo se debe a que, como latinos, no aprendemos a hablar de nuestras debilidades. Yo adopté de los estadounidenses la costumbre de hablar acerca de todo, y descubrí que cuando uno habla de sus debilidades, empieza a entenderse uno mismo y a controlar mejor sus acciones. Si te controlas a ti mismo, controlas a otros, en el sentido de que si estás contento contigo mismo, entonces vas a transmitir esa energía.

Yo encontré un refugio en mí al hablar de mis debilidades: de mi divorcio, de mi intento de suicidio, de haber sido un inmigrante ilegal y no saber inglés, de haber vivido debajo de los puentes, de todo lo que puede ser calificado como debilidad o fracaso. Muchas otras personas han pasado por lo mismo, pero no hablan de ello; lo esconden y viven con esa congoja. Yo no vivo con congojas. Vivo libre, y expreso lo que tengo que expresar sin faltarle al respeto a la gente. 

Como padre, quiero que mis hijos hablen de lo bueno y de lo malo que les ocurre, y tengo que ponerles el ejemplo. Cuando hablé públicamente sobre mi intento de suicidio, recibí más cartas que las que recibo por los perros. Eso fue porque hay mucha gente que se encuentra en una situación como la que yo viví, pero se lo callan porque hablar se considera una debilidad. Hablar es muy importante: es el inicio de la restauración de uno mismo.

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