La risa, remedio infalible: Un sujeto entra en una peluquería

Un sujeto entra en una peluquería y pregunta:

—¿Cuánto cuesta un corte de pelo?

—Doce dólares —responde el peluquero.

—¿Y una afeitada?

—Diez dólares.

—Bien —dice el hombre, tomando asiento—. Aféiteme la cabeza.

Enviado por Helen Russ, Estados Unidos

Un príncipe árabe viaja a Estados Unidos para cursar estudios profesionales. Al cabo de un mes, le envía el siguiente mensaje electrónico a su padre: “La Ciudad de Nueva York es maravillosa, pero me da vergüenza ir a clases en mi auto recubierto de oro porque todos mis profesores se transportan en metro”.

Minutos después el príncipe recibe la respuesta: “Por favor, no nos avergüences a nosotros. ¡Ve y cómprate un metro tú también!”

 

El padre se presenta en casa de la hija y encuentra a su yerno furioso, empacando maletas.

—¿Qué pasa? —le pregunta.

—Le envié un mensaje de texto a su hija —responde el yerno—, diciéndole que llegaba hoy de mi viaje de negocios, ¿y qué encuentro al abrir la puerta? ¡A ella, mi mujer, en los brazos de otro hombre! 

¡Yo me largo!

—Vamos, cálmate —le pide el suegro—, estoy seguro de que hay una explicación muy sencilla a todo esto. Déjame averiguar qué pasó.

Minutos después, el suegro regresa y le dice a su yerno:

—Te dije que sin duda había una explicación muy sencilla: ¡mi hija jamás recibió tu mensaje de texto!

Tal vez los políticos del mundo entero deberían aprender un poco de sus colegas del Parlamento británico, quienes han convertido en una forma de arte criticar y lanzar insultos a sus contrincantes:

“En las últimas semanas hemos visto con perplejidad cómo el primer ministro se ha ido transformando de Stalin en Mister Bean”.

Vincent Cable,político británico, aludiendo al ex primer ministro Gordon Brown

“No quiero parecer grosero, pero, francamente, tiene usted el carisma de un trapo mojado y la pinta de un empleado bancario de tercera”.

Nigel Farage, político británico, refiriéndose al político belga Herman Van Rompuy, presidente del Consejo Europeo

“El honorable miembro es una prueba viviente de que se puede elegir para el Parlamento a una vejiga de cerdo atravesada por un palo”.

Tony Banks, ex parlamentario británico, en alusión a su colega Terry Dicks