La inteligencia de un perro, tal como sucede con los humanos, se puede potenciar a partir de la educación y el entrenamiento. Los perros bien entrenados son más hábiles, se comportan mejor y son más divertidos.
En realidad, parecer ‘inteligente’ en general simplemente refleja ‘entrenamiento’, por lo que será necesario invertir tiempo en practicar y en establecer una buena comunicación con tu perro.
Estas recomendaciones te ayudarán a convertir a tu perro en un can más astuto.
Cuanto antes comiences a entrenar a tu cachorro, mayores serán las probabilidades de obtener resultados. Sesiones de práctica varias veces por día pueden marcar una gran diferencia.
Recuerde mantener estas instancias como algo informal y divertido. Contrariamente a lo que todos piensan, es posible enseñarle trucos nuevos a un perro maduro; entonces, si tu perro tiene ya unos años, aún así vale la pena invertir tiempo en entrenarlo.
Los perros pueden comprender determinado rango de vocabulario, de manera similar a lo que entiende un niño de dos años. Puedes enseñarle a asociar palabras con comportamientos, actividades y objetos mediante refuerzos positivos y recompensas.
No es sorprendente que la mayoría de los perros puedan comprender claramente palabras como ‘premio’, ‘juguete’ y ‘pasear’, porque cada vez que escuchan esas palabras se los recompensa con comida, con un juego o con una salida.
Tu perro constantemente capta palabras y señales; aprovecha entonces esta capacidad y potencie su efecto con gratificaciones adecuadas.
Por naturaleza, a los perros les gusta responder a indicaciones visuales y parecen haberse adaptado a comprender el tipo de comunicación visual que emplean los humanos.
Señalar es un gran ejemplo: puedes señalar un juguete y el perro lo buscará. Los perros se encuentran entre los pocos animales que comprenden ese gesto. Refuerza las órdenes que das con tu voz mediante señales con las manos y verás que el perro responderá rápido y con entusiasmo.
Momentos cortos de entrenamiento en forma regular durante la vida de tu perro darán excelentes resultados. El entrenamiento puede ser breve y espontáneo, lo que importa es que se practiques en forma constante.
Repasa algunas órdenes simples con tu perro antes de darle la cena. Es un momento en el que estará realmente predispuesto a responder.
A los perros les encanta comer, permítele entonces que trabaje para obtener su comida. Usa una porción de la ración diaria del perro para practicar juegos divertidos. Puedes hacer búsquedas del tesoro con alimento balanceado, usar juguetes que se rellenan con comida o jugar a las escondidas con premios.
Todas estas actividades les permiten estar estimulados y entretenidos y mantienen activos sus cerebros.
Los perros que aprenden a realizar trucos geniales siempre se ven inteligentes. Además del entretenimiento, enseñarle este tipo de cosas lo ayudará a llevar la relación con su perro a un nuevo nivel.
Comienza con trucos simples como ‘dar vueltas’ y gradualmente amplía el repertorio. No hay dudas de que enseñar trucos es divertido y gratificante tanto para los perros como para sus dueños.
Jugar a tirar cosas y que el perro las traiga de regreso es divertido, aunque no hay mucho pensamiento involucrado en la actividad. Los juegos mentales interactivos cansan al animal, reducen el aburrimiento y fortalecen el vínculo entre animal y dueño.
Ata una soga al extremo de un palo largo y luego sujeta un juguete blando a la soga. Llama la atención del perro balanceando el juguete frente a él. Muévelo lentamente. Deténte y vuelve a comenzar. Esto incentiva la concentración del perro y te deja en control de la situación.
Cuanto más lentos sean los movimientos, mayor desafío representará para la mente del perro.
Que el perro utilice su nariz para encontrar un tesoro escondido resulta muy estimulante para el animal. Para comenzar, indícale que permanezca sentado y quieto. Luego esconda un premio o un juguete favorito en un lugar que resulte evidente. Hasta puede dejarlo observar mientras lo hace.
Luego da la señal de descanso para que vaya a buscar el objeto. Premia al perro cuando encuentre el tesoro escondido. Una vez que comprenda el juego, aumente la dificultad y esconde el tesoro en otra habitación o pídele a otra persona de la casa que lo haga.
Esconde un premio debajo de una de dos tazas opacas y procura que el perro observe mientras lo hace. Indícale que dé vuelta la taza para encontrar el premio. Una vez que comprenda el juego, aumente el desafío y alterna la copa debajo de la que esconde el premio.
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