Valérie Orsoni, la entrenadora de las estrellas

Antes de dedicarse a esto, Orsoni venció el sobrepeso y un tumor cerebral. 

La técnica que ha desarrollado es la preferida por las celebridades para mantenerse en forma. Descubre cuáles son sus secretos.

Las rutinas de ejercicio siempre implican grandes sacrificios que pocos pueden hacer. Sin embargo, Valérie Orsoni, conocida como “la entrenadora de las estrellas”, ha creado una técnica muy inusual que implica no renunciar a nada. Lo mejor de este método es que ha demostrado ser muy efectivo.

 

P: ¿Puedes contarnos un poco sobre tu vida y tu pasión por hacer que la gente esté en forma?

R: Tiene que ver, básicamente, con que hace algún tiempo tuve sobrepeso. Pesaba casi 27 kilos más que ahora, e intenté todas las dietas del planeta. Cualquiera que menciones, yo la hice. Probé con las peligrosas, las caras, aquellas en las que no comes nada, ayuné… todo lo que puedas imaginarte. Estaba desesperada. Obviamente, perdía peso, porque así funcionan las dietas a corto plazo, pero siempre lo recuperaba y, a veces, con un par de kilos adicionales. De este modo fue como terminé con aproximadamente 14 kilos de más.

 

P: ¿Cuál fue, entonces, tu plan para bajar de peso?

R: Comencé a ir a la biblioteca con mi papá, quien también tenía sobrepeso —en realidad, era obeso—. Él fue quien me crió. Sólo lo tenía a él; crecí sin mi madre. Acudíamos allí para averiguar qué podría funcionar. En aquel entonces había algo completamente nuevo en el mundo de las dietas: el “índice glucémico”. Entonces, comenzamos por aprender cómo balancear mejor nuestras comidas y cómo disminuir nuestro nivel de azúcar en la sangre. No teníamos diabetes, pero queríamos mantener la glucosa bajo control, pues sabíamos que si aumentaba, nuestras posibilidades de perder peso serían menores.

 

P: ¿Qué otras cosas averiguaron?

R: Descubrimos muchas cosas, aunque nos tomó algunos años darnos cuenta de que, para bajar de peso, se necesita tiempo. Y aceptar esto es muy difícil. Cuando tienes sobrepeso, eres víctima de dietas inútiles porque quieres adelgazar en dos semanas.

Primero tienes que darte cuenta de que eso es imposible; segundo, que si pierdes peso de manera acelerada es muy probable que lo que estés intentado sea peligroso o afecte tu salud. A mi papá le llevó cerca de tres años deshacerse de los kilos de más, pero nunca volvió a recuperarlos porque ambos adoptamos un estilo de vida sano que incluía una buena nutrición, ejercicios fáciles y saludables, motivación y, lo más importante, saber cómo lidiar con el estrés.

 

P: ¿Cómo comenzaste a ayudar a otras personas a adelgazar?

R: Las primeras fueron mis amigos, familiares y compañeros de escuela. Pero no lo convertí en un negocio hasta que llegué a Estados Unidos, hace unos 12 años, con el objetivo de empezar una nueva vida. Después de trabajar durante dos años en un centro comercial, comencé a padecer terribles dolores de cabeza. Me quejaba de ellos todo el tiempo, pero el médico sólo decía: “Eres mujer, y estás estresada”, “lo estás inventando” o “es algo psicológico”. Después de un año, los dolores aumentaron. Un día iba yo conduciendo y el semáforo se puso en rojo, pero mi cerebro no le ordenaba a mi pie pisar el freno. Estuve a punto de sufrir un accidente, y fue así como me di cuenta de que tenía algo más grave que un dolor de cabeza. No podía controlar mis brazos ni mis piernas. Finalmente, acabé en una sala de urgencias y allí descubrieron que tenía un tumor muy grande en el cerebro; había estado creciendo en mi cabeza durante años.

Si los médicos me hubieran escuchado antes, habrían detectado el tumor cuando aún era pequeño. Luché contra él y sobreviví, pero al final, cuando me estaba curando (lo hice yo misma, pues no quería achacarle esa responsabilidad a nadie más), recuerdo que la gente me preguntaba: “¿Qué sigue para ti?”, “¿Qué vas a hacer ahora?”. Así que un día desperté y dije: “Ya no quiero trabajar en un centro comercial. No quiero trabajar 12 horas al día, siete días a la semana, sin hacer algo productivo. Quiero salvar al mundo, quiero salvar a las personas con sobrepeso, quiero que las mujeres se sientan orgullosas de su figura. Quiero ser una entrenadora”.

 

P: ¿Cómo surgió tu primer trabajo como entrenadora?

R: Mi primer sitio web de entrenamiento funcionó. Se llamaba myprivatecoach.com, pero ya no existe. Me volví loca con mi primer cliente, que, por cierto, era de México. Recuerdo que solía viajar en tren de Silicon Valley, California, a San Francisco. Podría haber conducido, pero me sentía muy cansada debido a las sesiones de quimioterapia. Estaba muy delgada, pues se trata de uno de los efectos secundarios del tratamiento. En uno de esos viajes, se sentó junto a mí una mujer con sobrepeso; me observó, sonrió y dijo: “¡Qué suerte tienes, estás muy delgada!” En vez de decirle que se debía a mi enfermedad, la miré y respondí: “Soy entrenadora física. ¿Quieres que te ayude a bajar de peso?” Ella aceptó, y se convirtió en mi primera clienta. Logró bajar los kilos que le sobraban, y nunca los recuperó. De este modo fue como empezó mi pasión por ayudar a la gente a mejorar. Hasta el día de hoy, hemos ayudado a más de 1.2 millones de mujeres, y me siento muy orgullosa por ello.

 

P: Los pilares de tu programa, LeBootCamp, son nutrición, ejercicio, motivación y manejo del estrés. ¿Qué tipo de motivación utilizas para los casos más difíciles?

R: Así es, los cuatro pilares son: nutrición deliciosa, ejercicio fácil (insisto mucho en lo fácil), motivación y manejo del estrés. Quiero que la gente se controle a sí misma. En cuanto a la motivación, realmente dependemos de lo que nos dice la gente. Por ejemplo, una mujer puede decir que no le gusta cocinar, que no tiene tiempo o dinero, que no le gusta hacer ejercicio o que tiene cinco hijos. Así que, dependiendo de lo que nosotros llamamos “el pretexto”, les damos una respuesta. Si alguien me dice que no tiene tiempo para hacer ejercicio, le comparto el Programa 25. Con él aprenderá que puede entrenar su cuerpo incluso mientras habla por teléfono, contrayendo los glúteos o el abdomen. Lo mismo aplica al viajar en metro o en su auto.

Existe una infinidad de ejercicios que podemos hacer incluso mientras nos cepillamos los dientes o vamos al baño. De modo que siempre tenemos tiempo. En LeBootCamp nos dedicamos a encontrar formas en que tu cuerpo se ejercite todo el día. Eso es lo importante: que no tienes que ir al gimnasio para estar en forma. Mucha gente paga membresías para acudir a un gimnasio, y deja de hacerlo después de dos meses.

Si me dices, por ejemplo, que no te gusta cocinar, podemos ofrecerte dos cosas: recetas extremadamente fáciles (que se pueden preparar en 15 minutos) en las que te pueden ayudar tus hijos, y con las cuales pasarás un rato muy divertido. Queremos que aprendas a amar la cocina. La primera vez que prepares tu propia mantequilla, tu propio pan, te sentirás muy orgullosa de ti misma, y te garantizo que es algo que te encantará.

 

P: ¿Qué tan importante es el estado de ánimo al iniciar un programa de dietas o ejercicio?

R: Muy importante. Soy entrenadora física y, como tal, sólo puedo ayudar a quien realmente está decidido a hacer algo. Si no estás motivada y quieres perder peso para verte bien, entonces lo que buscas es un milagro, y los milagros no existen. Necesitas que tu estado de ánimo sea favorable, y debes estar consciente de que tendrás que hacer cosas que quizá no siempre te gusten (aunque es posible que te acaben encantando).

Lo que importa es que sepas que tú eres la líder, quien está a cargo. El entrenador te ayudará, tus amigos te apoyarán; sin embargo, hay quienes no te brindarán su ayuda, y será mejor que te deshagas de ellos. Tu madrastra, tu madre, tu esposo (que se pone celoso si te vuelves más atractiva), pueden convertirse en “vampiros” que te quitan energía. No debes permitir que toda esta gente destruya tu motivación ni tu fuerza de voluntad. Si se acercan a ti para criticarte, no les hagas caso. Haz lo que tú quieras; recuerda: tú eres quien manda.

 

P: ¿Por qué crees que LeBootCamp es tan exitoso?

R:  Creo que se debe a diversas razones. Me parece que tiene éxito porque soy mujer, tengo hijos, tuve sobrepeso y estuve enferma. Realmente puedo verme reflejada en muchas mujeres. Entiendo su lucha. No soy un médico que aprendió sobre nutrición en la universidad y que nunca tuvo que luchar contra el sobrepeso. Yo sé por qué luchan. Sé por qué a veces las mujeres necesitan comer galletas, dulces, helado o queso. Lo entiendo y, sobre todo, jamás las juzgo. Si haces algo “malo”, como comer helado, o cualquier otra cosa, con nosotros nunca te sentirás juzgada: te ayudaremos a entender por qué lo hiciste. Eso es lo que a la gente le gusta, y lo que aprecia de nosotros.

Además, en LeBootCamp puedes preguntar todo lo que quieras. ¿Tienes dudas del producto? ¿No entiendes el menú? ¿Un amigo te dijo algo desagradable? Lo que sea, tienes el derecho de preguntar; aquí nunca estarás sola. Eso es muy importante.

 

P: ¿Cómo estás segura de que tus planes de alimentación y ejercicio realmente funcionan?

R: ¡Porque funcionan! Estamos respaldados por un estudio realizado a 800 mujeres, a quienes se siguió durante seis meses y se evaluó todo lo que hicieron dentro de LeBootCamp; al menos 92 por ciento de ellas nunca recuperó peso. Y las que recuperaron algo, no fue más del 10 por ciento de lo que habían perdido. Noventa y dos es un porcentaje muy elevado, y ése fue el resultado de nuestro estudio.

 

P: ¿LeBootCamp funciona tanto para mujeres como para hombres?

R: Sí. Debo admitir que funciona mejor con mujeres, porque yo soy mujer y las entiendo más. Pero con frecuencia las mujeres que siguen el programa cocinan para toda su familia y, de este modo, los hombres terminan realizando el programa al mismo tiempo. Funciona para toda la familia; a los hombres les encantan las recetas, les parecen deliciosas.

 

P: Hay algo que repites mucho: “Sin privarte de nada”. ¿Podrías explicarnos qué significa esta frase?

R: ¿Qué tipo de comida me gusta más? Me encantan el queso, las papas, los pasteles, el arroz. Se trata de alimentos que un nutriólogo te diría que no consumas si lo que deseas es perder peso. Pero como me gustan tanto estas cosas, decidí incorporarlas en mi programa para que las mujeres no sientan que se están privando de las cosas que les gustan. En nuestro programa consumes la comida que realmente te gusta. ¿Y sabes qué? Ayudo a la gente. Si te gustan las galletas o el chocolate, ¡puedes comerlos a diario! Nada te va a hacer engordar. Si comes una barra de chocolate todas las noches, está bien. Se trata de un programa “sin culpa”, que funciona justamente debido a ello. Si lo sigues, nunca te sentirás privada de nada, sentirás que estás comiendo bien.

 

P: ¿Puedes decirnos cinco cosas que necesitamos hacer para perder peso y mantenernos en forma durante el verano?

R: Uno: empieza el día tomando agua con jugo de limón. Si puedes conseguir trigo sarraceno, toma una infusión hecha con él. Luego, necesitas dar 10,000 pasos al día, así que consigue un podómetro y camina. Esto es muy importante, y en verdad funciona. Además, debes incorporar lo que yo llamo las “25 horas de ejercicio al día”. Se trata de ejercicios sencillos que puedes hacer, por ejemplo, mientras hablas por teléfono, mientras esperas abordar un avión, o donde sea. Y escoge una comida al día en la que sólo ingieras un plato grande de sopa, una rebanada de pan, una papa pequeña y una fruta. Si tienes poco tiempo, esto te será útil.

 

P: Si tuvieras que elegir cinco alimentos esenciales para perder peso, ¿cuáles serían y por qué?

R: El limón, las uvas rosadas, las ciruelas, las espinacas y la papaya. ¡Y cuatro piezas de chocolate al día!

 

P: ¿Cuál es la diferencia entre el plan para celebridades y LeBootCamp?

R: Las celebridades son más difíciles de entrenar que otras personas. Tienen grandes egos, agendas apretadas, viajan constantemente, y son como mariposas cuando se trata de una dieta: si alguien les da alguna fórmula para perder peso, en seguida piensan que hay algo mejor que lo que les ofreces y se van; además, quieren resultados inmediatos.

También son muy caprichosas. La gente común no es así. La ventaja es que como ayudo a esta gente difícil, puedo inventar nuevas formas de motivar a las personas normales. Es por eso que el programa funciona tan bien. Otra cosa: en ambos programas doy los mismos consejos, la diferencia está en que se los digo personalmente a las celebridades.

 

P: ¿Cuál es el mejor momento para empezar a ponerte en forma?

R: Entre más pronto, mejor. Si comienzas antes, tendrás menos presión y estrés, y contarás con más tiempo para acoplarte a un plan saludable. Aunque, si tienes el tiempo encima, durante las primeras cuatro semanas del programa, la etapa que llamamos “Desintoxica tu mente y tu cuerpo”, empezarás a ver resultados. 

 

P: ¿Es cierto que alguien que tuvo sobrepeso es más propenso a recuperar los kilos extras que alguien que nunca ha tenido sobrepeso?

R: Es verdad, y déjame explicarte la razón. Tienes 2,000 millones de células grasas en el cuerpo, si eres delgada y saludable. Este número puede aumentar hasta 20,000 millones o más si tienes sobrepeso. Las células grasas nunca se van de tu cuerpo, aunque pierdas peso. Sólo se encogen, pero permanecen allí, lo que significa que están listas para crecer nuevamente. Es por eso que, si eres delgada, tus amigas obesas pueden decirte: “No entiendo, comí lo mismo que tú y subí dos kilos”. Recuerda que su cantidad de células grasas es distinta a la tuya.

Si tuviste sobrepeso alguna vez en la vida, esas células grasas estarán motivadas a hacerte engordar otra vez, lo cual significa que debes mantener la línea para siempre. Si tienes hábitos saludables, como los que inculcamos en LeBootCamp, estarás bien, pero si llevas una dieta pésima, terminarás cada vez con más células grasas (y la única manera de deshacerte de ellas es mediante cirugía). Puedes estar tan delgada como te sea posible, y de cualquier manera tendrás esos 20,000 millones de células grasas, en comparación con los 2,000 millones de alguien sano y delgado. Yo misma quizá tenga 50,000 millones de células grasas. Siempre las tendré. Cuando hago algo mal, lo veo reflejado en la báscula, y así será toda la vida.