Las causa el virus del papiloma humano y se transmiten por contacto con superficies contaminadas. Son tan comunes que casi todos las padeceremos en algún punto de la vida. Sí, hablamos de las verrugas.
Aunque estas pequeñas y ásperas protuberancias cutáneas pueden salir en cualquier lado, suelen afectar manos, pies o genitales. No ponen en riesgo la salud, pero pueden ser molestas o vergonzosas.
Algunas tardan meses o años en desaparecer; otras jamás se van. Si estás cansado de esperar, prueba el ácido salicílico. Puedes adquirirlo en paquetes de tratamiento de venta libre. La sustancia no resuelve el problema de la noche a la mañana, pero acelera el proceso al erosionar la piel y deshacer la lesión poco a poco.
Otra opción es recurrir al dermatólogo para que retire la verruga con técnicas más agresivas: aplicación de nitrógeno líquido para congelar la protuberancia; cauterización con cargas eléctricas o extirpación con instrumental quirúrgico.
Para lidiar con las más obstinadas existe la inmunoterapia, que busca fortalecer las defensas del cuerpo y detonar una respuesta ofensiva contra los virus. La difenciprona, por ejemplo, es un compuesto químico que suele aplicarse sobre el área afectada para provocar una ligera reacción y despertar al sistema inmunitario.
Si aún no te liberas por completo del mal, te recomendamos observar la “etiqueta cutánea” para evitar contagios. Las verrugas de la planta del pie aparecen debido a la presencia de cepas de virus que aman la humedad y proliferan en ella. Si planeas entrar a un vestidor, alberca o regadera pública, evita caminar descalzo y cubre la piel con cinta impermeable.
No compartas artículos de uso personal, como calcetines y toallas, que hayan estado en contacto con la verruga. Y resiste la tentación de tocarla. Solo propagarás el virus.
Si la lesión te causa dolor, acude a consulta. Si sangra con facilidad o cambia de color o aspecto, será necesario descartar un cáncer de piel. En caso de que realmente se trate de una verruga, no habrá molestias “más allá de lo cosmético”, señala Colm O’Mahony, miembro de la Academia Europea de Dermatología y Venereología.
“En casos inusuales, las verrugas genitales crecen mucho (varios centímetros de ancho) y evolucionan a cáncer. Pero eso es muy poco probable”.
Si la lesión te molesta, no dudes en buscar el tratamiento adecuado. De lo contrario, puedes continuar con tu vida como si nada.
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