En el baño de una cantina ubicada en la ciudad mexicana de Tijuana hay un letrero muy visible que dice lo siguiente:
¿Estás en una cita y no es lo que esperabas?
¿Te sientes insegura o expuesta?
¿Alguien a tu alrededor te está incomodando?
Acércate a la barra y pide el trago ‘Medio mundo’. Nuestro personal está capacitado para ayudarte y garantizar que vuelvas segura a tu casa.
Con esa medida la cantina Dandy del Sur, —localizada en la frontera entre México y Estados Unidos— pretende frenar la creciente violencia que sufren las mujeres en México, donde cada día se contabilizan ocho feminicidios.
La actitud proactiva de esta cantina con 60 años de historia y la conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer que 9es un ejemplo de cómo cada quien puede luchar contra este flagelo desde su trinchera.
Para el adecuado combate de cualquier fenómeno lo más importante es visibilizarlo, explica Ana Paula Hernández Romano, socia fundadora de Haz Paz A.C., donde trabaja en la visibilización y combate de las violencias en los espacios escolares.
“Cuando normalizamos algo dejamos de combatirlo, así que lo más importante en el tema de la violencia contra la mujer es volver a poner en la mesa que ejercemos y padecemos violencia de manera cotidiana” comenta la coordinadora del diplomado Educación para la Paz y Derechos Humanos en la Universidad Iberoamericana.
Y visibilizar esa situación entre la infancia es primordial. “Los niños deben saber que no es normal ser agresivo, que no es normal poner apodos, no es normal discriminar, por eso la importancia de crear espacios de diálogo y participación para que los niños empiecen a recuperar la confianza en su voz, que entiendan que los problemas se solucionan dialogando, no con violencia”.
“La violencia contra las mujeres no puede ser tolerada, en ninguna forma, en ningún contexto, en ninguna circunstancia, por ningún dirigente político ni por ningún gobierno” decía enfático el ex secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-Moon.
Con esa idea en mente, Samantha Báez, directora general de Casa Gaviota, un vuelo sin violencia, —asociación civil que trabaja integralmente en la reducción de los índices de violencia familiar, laboral y de género a nivel nacional—, hace un llamado para que gobierno, sociedad civil y asociaciones hagan lo que les corresponde.
“La violencia hacia la mujer se ha recrudecido, ahora las formas de agresión son más sanguinarias, así que tenemos que hacer que esto pare, y para ellos necesitamos de cada hombre y de cada mujer.”
Actualmente la violencia contra las mujeres y las niñas es una de las violaciones de los derechos humanos más extendidas, persistentes y devastadoras del mundo. Y en México el panorama es preocupante:
El cambio está en cada uno de nosotros, —dice enfática Samantha Báez—. “Reflexiona sobre lo que estás viviendo, si como mujer no estás a gusto en tu relación alza la voz, si como hombre te das cuenta que la forma de tratar a tu pareja se está volviendo más agresiva actúa, pedir ayuda es de humanos”.
El freno a la violencia, explica, está ligado a un cambio de conciencia. “Tenemos que cambiar el chip machista y patriarcal. Analiza porqué actúas con violencia y si descubres que es parte de tu historia no hay más que acudir con un especialista para modificar esos patrones”.
Báez Blancas, especialista en temas de derechos humanos, también llama a las mujeres a construir un frente común.
“Estamos educadas para atacarnos entre nosotras, lo vemos en refranes como el de ‘mujeres juntas ni difuntas’. Yo recuerdo que en una ocasión una mujer me dijo que no llevara a mi novio con mis amigas porque me lo iban a ‘bajar’, y eso no está bien, debemos solidarizarnos como género”.
Samantha Báez recomienda más acción y menos prejuicios. “Si a tu amiga la está golpeando su pareja no pienses que se lo merece por tonta, piensa que está en una situación en donde requiere ayuda profesional. En lugar de juzgar busca la forma de ayudar, el observador tiene muchísima fuerza ante una víctima y un victimario, es una pieza fundamental”.
Alfonso Carrera, director médico de la ONG Marie Stopes México, comparte esta visión y explica que infinidad de mujeres violentadas sufren del Síndrome de Indefensión Aprendida o Desesperanza Inducida, una condición psicológica en la que la víctima aprende a creer que está indefensa, que no tiene ningún control sobre su vida y que cualquier cosa que haga es inútil.
“Nuestra sociedad requiere capacitación y formación de fondo, no de repetición, necesitamos mentes críticas, mentes que no asuman que lo que es de cierta manera así tiene que ser, y para ello hay que soñar, hay que tener pasión, hay que luchar, y aunque a veces es frustrante ver pocos avances hay que destacar que lo poquito que hagas sí impacta en la sociedad, si cada quien hiciera un cambio en su entorno más cercano tendríamos una sociedad más justa, más equitativa y más fuerte” finaliza.
Recuerda que la violencia hacia la mujer no es inevitable y que puedes hacer mucho…¡Que nadie se quede atrás!
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