Así es la vida: Vista cansada
Estaba sentada en una banca en el centro de Glasgow, Escocia, mirando pasar a la gente. De pronto, una mujer mayor se sentó a mi lado.
Vista cansada
Estaba sentada en una banca en el centro de Glasgow, Escocia, mirando pasar a la gente. De pronto, una mujer mayor se sentó a mi lado. La gente de esa ciudad suele ser muy amable, así que la mujer de inmediato entabló conversación conmigo.
—¿Eres estudiante? —me preguntó.
Un poco sorprendida, ya que en ese entonces tenía yo cincuenta y tantos años, le contesté que no, pero que me halagaba mucho que así lo creyera.
—Bueno, mis ojos ya no son los de antes —repuso—. La semana pasada le hice la parada a un autobús, y luego me di cuenta de que era ¡un camión de bomberos!
Sylvia Thomson, Reino Unido
En una ocasión pedí una baguette de 30 centímetros de largo en una cafetería para compartirla con mis amigas. Como éramos cuatro, habíamos decidido que saldría más barato comprar una baguette que cuatro sándwiches individuales.
—¿Podría cortarla en cuatro, por favor? —le dije al empleado.
—Lo siento, no puedo —repuso.
—¿Por qué no?
—Porque ya la corté a la mitad.
Catherine Hiscox, Reino Unido
Estaba llenando un formulario médico y me quedé de una pieza al leer la siguiente instrucción: “Marque una de las opciones: Hispano___ No hispano ___ Otro___”.
Roberta Frank, Estados Unidos
Tras Haber hecho varios viajes a Disney World con nuestro sobrino a lo largo de los años, mi esposo y yo ardíamos en deseos de saber cómo le había ido la primera vez que fue allí solo y pagando con su propio dinero. Nuestro sobrino lo resumió bastante bien con estas palabras:
—Bueno… pues descubrí que Disney World no es un lugar tan mágico cuando el que paga soy yo.
Barbara Andrews, Estados Unidos
Algunas personas siempre quieren tener la razón. Mi suegra es una de ellas. Hace poco comentó:
—Me repatea mucho ponerme a cantar mientras oigo una canción en el radio y que el tonto cantante se equivoque en la letra.
Justine Burton, Canadá
Cierta vez iba solo en un ascensor cuando entró una joven con un teléfono celular pegado a la oreja.
—Tengo que irme —la oí decir—, hay un tipo guapo a la vista.
Antes de que pudiera yo reaccionar, la joven se volvió hacia mí para aclarar las cosas:
—Perdón por la mentira; es que ya quería terminar esa conversación.
fmylife.com
Aunque a mi esposo no le gusta mucho leer, un día me acompañó a una librería. Mientras revisaba la sección de crimen y suspenso, me topé con la obra más reciente del escritor de thrillers Lee Child.
—No entiendo por qué te molestas en leer sus novelas —refunfuñó mi marido—. ¡Lo único que hace es inventar todo conforme lo cuenta!
Melane Lodge, Reino Unido
Hace poco me topé en el supermercado con mi vecino, un anciano gruñón, y no tuve más remedio que sonreírle. Con el afán de iniciar una conversación, le pregunté:
—¿Qué hace usted por aquí?
Era una pregunta tonta, lo sé, pero el anciano no estaba dispuesto a tolerar mi simpleza.
—Estoy cazando elefantes —contestó en tono sarcástico, y entonces se alejó caminando con desgana.
Rob Colworth, Reino Unido