Vitiligo, enfermedad cutánea con graves afectaciones emocionales
Al menos 100 millones de personas padecen vitiligo en el mundo. En los niños se asocia con eventos emocionales estresantes como un divorcio.
El vitiligo es el desorden de la despigmentación más común en el mundo. En esta enfermedad autoinmune, los melanocitos —las células que le dan color a la piel— dejan de hacer su trabajo pigmentador.
Se sabe que alrededor del mundo entre .5 a 1 por ciento de la población mundial, sin importar raza o sexo, la padece.
Respecto a la aparición del vitiligo, en más del 50 por ciento de los casos se presenta antes de los 20 años de edad.
Se ha observado que el inicio del vitiligo a menor edad está asociado a antecedentes familiares y a una evolución más severa.
Aunque es impredecible, en los niños se asocia con eventos emocionales estresantes como el inicio de la escuela o un divorcio.
Un 30 por ciento de los pacientes tiene antecedentes familiares, es decir, este padecimiento tiene una carga genética importante, explica la doctora Rossana Llergo, presidenta de la Fundación Mexicana para la Dermatología.
Con una frecuencia similar se observan antecedentes —que pueden ser personales o familiares— de otras enfermedades autoinmunes.
Por otra parte, se sabe que en un 30 por ciento de los casos aparece junto con otros padecimientos autoinmunes como:
Este trastorno adquirido de la pigmentación se caracteriza por manchas blancas con cierta predisposición en cuanto a su ubicación en el cuerpo. Es frecuente que sean simétricas y usualmente aumentan de tamaño con el tiempo.
Cualquier parte de la piel puede verse afectada, al igual que las mucosas, pero aparecen con más frecuencia en áreas hiperpigmentadas (más oscuras de forma natural) como rostro, ingles, areolas, axilas y genitales.
Además, es común que las manchas aparezcan en codos, rodillas, tobillos, dedos de las manos y otras zonas expuestas a traumas repetidos. Conoce de qué forma tu piel puede revelar signos de enfermedades.
Su abordaje es multidisciplinario, precisa LLergo. Deben participar dermatólogos, médicos internistas o endocrinólogos según algún otro padecimiento que esté asociado, que puede ser previo o posterior a la aparición del vitiligo.
El tratamiento va enfocado a detener su progresión y favorecer la repigmentación, lo que no siempre se logra, pero por lo menos se busca la estabilidad.
Aunque la vida no corre peligro, el aspecto afecta emocionalmente. Algunas personas se vuelven irritables, agresivas o muy tímidas. Por ello la terapia psicológica es sumamente importante, pues la enfermedad afecta la calidad de vida.
Incluso, dependiendo de la gravedad de la enfermedad, debe considerarse la atención con un psiquiatra.
El tratamiento consiste en el uso de esteroides tópicos y/o sistémicos de distintas potencias según la zona del cuerpo afectada. También se echa mano de fármacos inmunomoduladores tópicos y/o sistémicos.
Todos ellos tienen el objetivo de ayudar al paciente a mejorar su calidad de vida. Dependiendo del resultado se evalúa si solo se requiere terapia tópica o si debe ir acompañada de terapia sistémica.
Los inmunomoduladores son cremas que contienen moléculas que son inhibidores de la calcinaurina. También hay presentación oral por si el tratamiento es sistémico.
Las personas con esta enfermedad deben cuidarse de manera más puntual de los rayos solares.
Se recomienda el uso de cremas protectoras, ropa con filtro UV, uso cotidiano de sombrillas y moderada exposición a la luz solar, sobre todo en su punto más peligroso (Entre las 10:00 y las 16:00 horas).
Si la persona nota la aparición súbita de manchas completamente, lo mejor será visitar a un dermatólogo para la confirmación del diagnóstico.
La concientización sobre esta condición crece a pasos agigantados gracias a la ardua labor de instituciones como la Fundación Mexicana para la Dermatología, así como la recién inaugurada Fundación Mexicana de Vitiligo y Enfermedades de la Piel.