La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad autoinmune que afecta 2.8 millones de personas en todo el mundo. La enfermedad es más común en mujeres y afecta principalmente a personas entre los 20 y 40 años. En México, se estima que alrededor de 20,000 personas viven con esclerosis múltiple. Esta condición crónica ocurre cuando el sistema inmunológico ataca por error la mielina, la capa protectora de los nervios. El daño a esta barrera puede provocar una amplia variedad de síntomas: debilidad muscular, visión borrosa, entumecimiento, fatiga, problemas de memoria y movilidad, entre otros.
[Puedes leer: ¿Los antibióticos causan estreñimiento? Un médico lo explica]
Aunque puede desarrollarse en cualquier persona, la esclerosis múltiple es tres veces más común en mujeres, y suele aparecer entre los 25 y 40 años. Frente al diagnóstico, muchos pacientes se preguntan si podrán seguir cumpliendo sus metas personales, profesionales y familiares. La buena noticia es que vivir con esclerosis múltiple es posible, y cada vez hay más recursos médicos y terapias que ayudan a controlar sus efectos.
“El primer año puede ser muy estresante, pero cuando veo a mis pacientes en su segundo año, están sonriendo. Me dicen: ‘¡Todavía estoy haciendo todo lo que quiero hacer!’”, comenta el Dr. Abdul Alchaki, neurólogo especializado en EM del Hospital Houston Methodist.
Si bien aún no existe una cura definitiva, los avances médicos han revolucionado el tratamiento de la enfermedad, permitiendo no solo ralentizar su progresión, sino también mejorar la calidad de vida de quienes la padecen.
De acuerdo con la Sociedad Nacional de Esclerosis Múltiple (National MS Society), existen tres formas principales de la enfermedad:
EM remitente-recurrente (EMRR): Es el tipo más común, con episodios de síntomas que remiten parcial o totalmente.
EM secundaria progresiva: Puede desarrollarse a partir de la EMRR. Los síntomas empeoran gradualmente con el tiempo.
EM primaria progresiva: Representa entre el 10% y 15% de los casos. La función neurológica se deteriora desde el inicio sin períodos de remisión clara.
[Quizás te interese leer: Cáncer y calidad de vida: La importancia del ejercicio y el apoyo psicooncológico]
Aunque la EM no es una enfermedad terminal, sí puede acortar la esperanza de vida. Un estudio publicado en la Academia Estadounidense de Neurología reveló que las personas con EM viven en promedio hasta los 75.9 años, frente a los 83.4 años en personas sin la enfermedad. La brecha, sin embargo, ha disminuido considerablemente en las últimas décadas, gracias al diagnóstico precoz y a tratamientos más efectivos.
No existe un tratamiento único para todos. El abordaje debe adaptarse al tipo de esclerosis múltiple, el estado del sistema inmunológico, la edad y otras condiciones personales.
Las terapias modificadoras de la enfermedad (DMT, por sus siglas en inglés) son el estándar de atención actual. Se administran por vía oral, inyectable o mediante infusiones, y pueden:
Reducir la frecuencia de recaídas.
Disminuir la aparición de nuevas lesiones en el sistema nervioso.
Ralentizar el avance de la enfermedad.
“Hoy podemos decir que en el 99% de los casos se puede evitar la formación de nuevas lesiones”, asegura el Dr. Alchaki. A esto se suman otros tratamientos sintomáticos como corticoides, relajantes musculares, terapia física, apoyo psicológico y medicamentos para problemas cognitivos o de fatiga.
[También puedes leer: ¿Fatiga y dolor muscular? Podría ser fibromialgia uno de los males de este siglo]
Adoptar un estilo de vida saludable puede mejorar significativamente la calidad de vida con EM. Estas recomendaciones, respaldadas por expertos y organizaciones como la Clínica Mayo y la Asociación de Esclerosis Múltiple de América (MSAA), pueden marcar una gran diferencia:
No fumar: Fumar acelera la progresión de la enfermedad.
Alimentación balanceada: Una dieta rica en frutas, vegetales, granos integrales y grasas saludables ayuda a regular el sistema inmune.
Ejercicio regular: Mejora la movilidad, la fuerza muscular y la salud mental.
Dormir bien: Combatir los trastornos del sueño asociados a la EM es esencial.
Atención psicológica: La EM puede impactar emocionalmente; la terapia puede ser clave para mantener una buena salud mental.
Aunque los tratamientos actuales no pueden revertir el daño ya causado, sí pueden prevenir el deterioro futuro. Por eso, detectar la esclerosis múltiple a tiempo es esencial para iniciar cuanto antes un plan de tratamiento que ayude a preservar la autonomía y la calidad de vida.
“Con apoyo médico y cambios en el estilo de vida, muchas personas con EM logran vivir sin limitaciones importantes. A veces, incluso se olvidan de que tienen la enfermedad”, concluye el Dr. Alchaki.