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Yoga para perros

El Doga, es grandioso para que te ejercites con tu mejor amigo.

Con una canción relajante de Enya escuchándose de fondo, Marnie Pomeroy realiza con gracia la clásica postura Adho Mukha Svanasana, que imita el estiramiento natural que realizan los perros cada vez que despiertan.

 

Pomeroy no hace sola el ejercicio: en cierta manera, su compañera de yoga, Hailey, se le une en los ejercicios de respiración y estiramiento. Pomeroy recuesta a Hailey en la colchoneta y levanta su parte trasera, dejando la delantera acostada. Moviendo sus brazos de atrás para adelante, Pomeroy la estira, haciendo que Hailey se relaje.

 

Hailey es una compañera de yoga muy especial: es el perro de Pomeroy, una cruza de pastor.

 

La pareja es una de las docenas de equipos de humano-perro que se encuentran tomando la clase mensual gratuita de yoga canina en el Paws & Flow, en el Lakeshore Athletic Club en el Illinois Center de Chicago.

 

La gerente del club, Roberta Duguid, quien posee media docena de perros de rescate, y la instructora de ejercicios Becky Solomon, quien trae a su camada de Chihuahuas a la clase, desarrollaron ésta hace tres años.

 

“Buscábamos la manera de ayudar a los perros a socializar con cada uno y a fomentar la interacción entre los perros y sus dueños ocupados. Creímos que lo haríamos sólo una vez, pero fue tanto el éxito que preparamos una clase al mes de yoga canino”, dice Dunguid.

 

Solomon, una instructora con más de dieciocho años de experiencia asegura, “siempre me interesó el entrenamiento canino, así que más o menos inventé todo”.

 

La popularidad del “Doga”

La idea cada vez es más popular. Las clases, a veces llamadas “Doga” (que rima con Yoga) se dan en Nueva York, California y en muchas otras partes del país.

Existe el libro Yoga para perros, de Jennifer Brilliant y William Berloni. Y la tienda californiana, Bodhi Store, ofrece juguetes para perros yoguis, como la pelota “Om”, porque cuando bota reproduce un cántico grabado por el yogui Bhagavan Das.

 

Solomon asegura que en realidad los perros no pueden hacer yoga, más que la posición Adho Mukha Svanasana. Pero dice que la meta es que hagan algo de ejercicio y que socialicen y que sus dueños aprendan a relajarlos dándoles masajes.

“La clase es principalmente para la gente y un poco del yoga para los perros. Puedes hacer solamente algunas cosas con los perros porque son de diferentes tamaños y temperamentos”, asegura Solomon.

 

La clase se junta con sus colchonetas en un círculo, asegura. el grupo comienza con ejercicios de respiración. “Los perros están a tono con nuestra energía. Creamos una energía de paz en el cuarto y vemos cómo responden los perros”, agrega Solomon, quien enseña a la gente spinning, acondicionamiento muscular y baile.

 

Estiramiento con perros

Durante el yoga canino, los dueños hacen estiramientos en intentan colocar a sus perros en algunas posturas de yoga. “Debes practicar la respiración profunda; los movimientos deben ser lentos; nada es rápido; no debe haber ruido”, dice Solomon.

 

Dice que el grupo realiza ejercicios que estiran tanto a humanos como a perros. “Por ejemplo, si estás frente al perro, respira profundamente e inclínate hacia el frente. Coloca tus manos debajo del perro y levántalas lentamente al tiempo que te inclinas hacia abajo.

 

No todos los perros cooperan: a veces, sólo se pasean por todo el estudio durante los cuarenta y cinco minutos de clase.

 

Caos mezclado con diversión

Mientras se encontraba boca arriba haciendo un estiramiento con Bart, un Cavalier King Charles spaniel, en sus brazos, a Steve Maza lo visitaron un chihuahua y un West Highland White terrier. Ambos olfataron a Bart y a Maza.

 

“A veces parece haber caos, pero es muy divertido; las técnicas de masaje son muy útiles”, asegura Maza.

La clase termina con un poco de diversión, cuando los perros reciben dulces y juguetes y corren por el estudio.

Una mesa en el estudio contiene dulces, botellas de agua, tazones y algunos Frisbees. También hay desinfectante y rollo de papel para limpiar. “Algunas veces los perros se emocionan mucho”, explica Solomon.

 

Debra Watkins dice que las clases le proporcionan a Marlow, su Dachshund miniatura de pelo largo, la oportunidad de socializar con otros perros y a unirse más con ella y su esposo, Dave. Solomon asegura que los perros se vuelven amigos y se buscan unos a otros durante las sesiones.

Ernie Ward, de Calabash, Carolina del Norte, observó recientemente una clase en California. “No hay mucho ejercicio para los perros en el yoga canino”, dice Ward, un entrenador personal y competidor del triatlón Ironman, “pero estoy a favor de cualquier cosa que haga que los humanos interactúen más con los perros. El yoga canino es grandioso por eso”.

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