Cómo nutrir mejor tu organismo de manera sencilla
No nada más se trata de comer por comer, también existen las propiedades de los alimentos y las formas de aprovecharlos para nuestro organismo.
Más del 75 por ciento de la grasa que contiene el aguacate Hass es saludable para nuestro organismo, y puede añadir cerca de 20 vitaminas, minerales y fitonutrientes a las recetas de pasteles y galletas.
Aunque la proporción varía un poco según la receta, puedes sustituir una taza de mantequilla por una de puré de aguacate.
Mezclar esta fruta en la licuadora rompe sus paredes celulares y libera su contenido de licopeno, sustancia que ayuda a prevenir el cáncer.
Puedes agregar también un poco de espinaca; la vitamina C de la toronja (o cualquier otro cítrico) te ayudará a absorber el hierro presente en las verduras de hoja verde oscuro.
Obtendrás siete por ciento de tu requerimiento diario de vitamina A (el maíz blanco no aporta nada de ella).
Agrega también chile picante a las recetas que lleven maíz: esta combinación mejora la capacidad de digerir la proteína del cereal, y es un sencillo remedio para la indigestión que se ha usado en México desde la época precolombina.
Así conservan hasta 25 por ciento más falcarinol, un compuesto anticancerígeno. Rebanar las zanahorias expone más su superficie y hace que sus nutrientes se queden en el agua de cocción.
Y las zanahorias cocidas son más nutritivas que las crudas: al calentarlas, ayudas a tu organismo a absorber una mayor cantidad del betacaroteno que contienen.
Una investigación reciente reveló que cortar la lechuga varias horas antes de servirla puede duplicar su contenido de antioxidantes.
Para aprovechar al máximo los compuestos medicinales de este bulbo aromático (anticancerígenos, antioxidantes y vitamina C), déjalo reposar 10 minutos en la tabla de cortar después de picarlo, triturarlo o machacarlo.
Cocinar el ajo sin dejar que repose reduce sus propiedades anticancerígenas.
Cuece las papas (rojas o blancas), y refrigéralas unas 24 horas antes de comerlas. Consumirlas así reduce entre 30 y 37 por ciento la respuesta glucémica del organismo a este tubérculo, lo que ayuda a estabilizar los niveles de glucosa en la sangre (y a disminuir el apetito).
En un estudio, comer papas rojas cocidas y después refrigeradas hizo que la glucosa pasara del nivel alto al bajo. Al parecer, comer papas frías reduce su valor de índice glucémico.
Aunque no lo creas, los tomates más nutritivos ¡no son los frescos! El procesamiento de este fruto, en forma de puré, por ejemplo, lo hace sumamente rico en licopeno, un carotenoide relacionado con una menor incidencia de cáncer, cardiopatías y degeneración macular.
Diversos estudios muestran que el limoneno —un aceite esencial que se encuentra en la cáscara de este minicítrico— ayuda a prevenir el cáncer. Come unas cinco de estas naranjitas para obtener una buena dosis de vitamina C, carotenos y luteína.
Para aprovechar al máximo sus beneficios, frota las frutas para liberar su aceite, y cómelas enteras (con todo y cáscara).
Está comprobado que el chocolate oscuro (con más de 70 por ciento de cacao) puede disminuir los niveles de lipoproteínas de baja densidad (colesterol malo), reducir la presión arterial y ayudar a bajar de peso.
En un estudio, personas voluntarias que comieron 100 gramos de chocolate oscuro todos los días durante una semana tuvieron un aumento de nueve por ciento en sus niveles de colesterol bueno.