Tener una buena digestión no solo ayuda a sentirte más ligero y sin molestias estomacales, también es fundamental para la salud general del cuerpo. Si sufres con frecuencia de hinchazón, gases, estreñimiento o acidez, es momento de hacer algunos ajustes. Aquí te compartimos 11 formas naturales de acuerdo al portal de salud Healthline para mejorar tu digestión y sentirte mejor día a día.
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Mejorar la digestión puede ser más fácil de lo que piensas. Cambios simples, beneficios enormes.
Una dieta basada en alimentos naturales (frutas, verduras, cereales integrales, legumbres) ayuda a mantener el equilibrio de la microbiota intestinal. Estos alimentos contienen fibra, vitaminas y minerales que nutren el sistema digestivo, a diferencia de los ultraprocesados que pueden provocar inflamación y malestar.
La fibra, tanto soluble como insoluble, es esencial para una digestión saludable. Ayuda a regular el tránsito intestinal, alimenta las bacterias buenas del intestino y reduce la inflamación. Encuéntrala en frutas, verduras, semillas, legumbres y cereales integrales.
Las grasas buenas, como las del aguacate, nueces y pescado, favorecen la producción de bilis, necesaria para la digestión. También ayudan a absorber vitaminas liposolubles (A, D, E y K), que fortalecen la mucosa intestinal y el sistema inmunológico.
El agua facilita la digestión al disolver los nutrientes, activar enzimas y mover los alimentos a lo largo del tracto digestivo. La deshidratación puede provocar estreñimiento, gases y malestar abdominal.
Existe una fuerte conexión entre el intestino y el cerebro. El estrés crónico puede alterar el funcionamiento digestivo, ralentizar el tránsito intestinal y desequilibrar la microbiota. Practica técnicas de relajación como respiración profunda, meditación o yoga.
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Comer despacio, saboreando cada bocado y sin distracciones, mejora la digestión. Esta práctica llamada “alimentación consciente” estimula la producción de enzimas y mejora la absorción de nutrientes, además de ayudarte a detectar señales de saciedad.
La digestión comienza en la boca. Al masticar correctamente, los alimentos se mezclan con saliva y se descomponen mejor, lo que facilita el trabajo del estómago y reduce el riesgo de hinchazón o indigestión.
El ejercicio estimula los músculos del sistema digestivo, acelera el tránsito intestinal y mejora la microbiota. Caminar, nadar o practicar yoga con regularidad puede hacer una gran diferencia en cómo te sientes.
Si algo no te cae bien o tienes síntomas frecuentes, presta atención. Identificar qué alimentos o hábitos te generan molestias es el primer paso para hacer cambios. Consulta con un especialista si los síntomas persisten.
Evitar fumar, reducir el consumo de alcohol y no cenar tarde son cambios clave. Estos hábitos alteran la digestión y pueden aumentar el riesgo de enfermedades gastrointestinales como úlceras o reflujo.
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Mejorar tu digestión no requiere soluciones extremas. Cambios sencillos en la dieta, como aumentar la fibra, incluir alimentos naturales y evitar cenas pesadas, junto con un estilo de vida activo y relajado, pueden marcar una gran diferencia en tu bienestar digestivo.