Trucos para evitar los gérmenes que en realidad no funcionan
Si crees que puedes evitar gérmenes y bacterias usando tu pie para descargar inodoros o tus nudillos para presionar el elevador, te vas a decepcionar.
Si crees que puedes evitar gérmenes y bacterias usando tu pie para descargar inodoros públicos o tus nudillos para presionar los botones del elevador, prepárate para la decepción. Aquí te tenemos lo que no funciona –y lo que sí– según expertos en higiene.
Quizá te sientas más cómodo en los baños públicos cuando puedes poner una barrera de papel entre tú y el asiento de la taza, pero en realidad podrías sentarte directamente.
Los cubreasientos, generalmente hechos de papel, son absorbentes, así que cualquier bacteria o líquido entrará en contacto contigo de cualquier forma. Pero no te aterrorices: tu piel es toda la protección que necesitas.
Cualquier bacteria tendría que entrar a tu cuerpo a través de alguna herida o mediante tus manos.
Todo el mundo lo hace, levantar algo que se te acaba de caer al piso y pensar “todavía no pasan cinco segundos”. Sin embargo, una investigación muestra que esto es un mito.
Sí, entre más tiempo está en contacto un objeto con una superficie contaminada, más bacterias adquirirá. Pero los gérmenes pueden contaminar un objeto en tan sólo un segundo: así que lávalo o límpialo, porque el daño ya está hecho.
Crear un bloqueo entre una puerta con gérmenes y tus manos es una buena idea, pero tu propia ropa no debería formar parte de este elenco, dice Jessica Pettit.
“Usar algo como la manga de tu playera para abrir una puerta no evade los gérmenes, porque de hecho pueden moverse en tu ropa”, dice ella.
“Tus manos también se contaminarán si tu camisa ha sido infectada por algún patógeno”. La mejor opción es usar algo desechable como una toalla de papel, añade.
Algunas personas, en un esfuerzo por evitar bacterias y virus de sitios públicos, usan la parte trasera de sus manos o codos para tocar las superficies. Eso es un esfuerzo admirable pero no muy efectivo, dice Nidhi Ghildayal, investigadora en enfermedades infecciosas de la Universidad de Minnesota.
“La idea detrás de este proceso es que menos piel está siendo expuesta a la superficie contaminada”, dice, “pero tanto la parte trasera de tus manos como la delantera, tocan frecuentemente tu cara y otras partes vulnerables de tu cuerpo. Así que en realidad no estás evitando mucho”.
“Las palancas del baño en verdad tienen muchas bacterias”, dice Ghildayal, “pero se debe parcialmente a las personas que usan sus pies para descargar agua en lugar de usar sus manos. El piso y la suela de tus zapatos son usualmente las partes más sucias de un baño”.
Puedes evitar esta precaución haciendo lo que haces luego de bajarle: exactamente, lavarte las manos. Esta es la mejor manera de evitar la transferencia de contaminantes.
“¿Recuerdas la última vez que alguien estornudó frente a ti y que evitaste respirar hasta que los gérmenes se hubieran pasado?” pregunta Caleb Backe, experto en salud y bienestar de Maple Hollistics.
“A menos que puedas moverte del área infectada, es poco probable que puedas evitar gérmenes si contienes la respiración”. El mayor problema son –guácala– las gotas que puedan caerte de la persona infectada: la mayoría de gérmenes se transfieren a partir de las manos, así que la siguiente vez que te rasques la nariz o te talles los ojos, estarás dejando que entren gérmenes a tu cuerpo.
Mantener tu casa limpia puede protegerte a ti y a tu familia de infecciones. Sin embargo, puede que generes más bien un daño si por las prisas limpias varias superficies contaminadas con una misma toallita: quizá termines esparciendo bacterias en todos lados si no la cambias frecuentemente.
Fíjate en las superficies que limpies y verifica que se mantengan húmedas por al menos 4 segundos después de que las hayas limpiado para verificar que, efectivamente, fueron desinfectadas. Por otro lado, algunas bacterias malignas pueden sobrevivir a las toallitas antibacteriales– necesitarás algo más potente para deshacerte de ellas.
Deslizar tus manos dentro de un par de guantes para tomar manijas y otros objetos quizá no logre el objetivo que deseabas. El material de los guantes podría ser absorbente, así cualquier virus o bacteria que entre en contacto contigo también viviría en tu mano.
Cuando te los quites o te los vuelvas a poner, estarías nuevamente en contacto con cualquier patógeno vivo. Aún peor: no te quites los guantes jalándolos con tus dientes.
Aunque estos antibacteriales son prácticos cuando no tienes acceso a agua y jabón, en grandes cantidades pueden también ser dañinos para tu salud, dice Ghildayal. “Algunos antibacteriales son tan efectivos como lavarte las manos, pero en exceso pueden también eliminar las bacterias naturales de tu piel y volverte más vulnerable a otras bacterias”, dice ella.
Tomado de rd.com 11 Tricks to Avoiding Germs That Actually Don’t Work