¿Beber agua antes de las comidas realmente ayuda a perder peso?
Beber agua antes de las comidas suena simple, pero ¿realmente ayuda a perder peso? Explora las pruebas, los mitos y lo que la ciencia tiene que decir sobre este consejo tan popular.
Si alguna vez has intentado perder peso, seguramente te han recomendado beber más agua. Y en particular, tal vez te hayan sugerido tomar un vaso lleno de agua antes de cada comida para sentirte lleno y comer menos. Aunque esta idea tiene sentido a primera vista, la pregunta es: ¿realmente funciona?
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En este artículo, vamos a desglosar las principales teorías detrás de por qué beber agua podría ayudarte a perder peso, lo que dice la ciencia, y cómo puedes aplicar estos conocimientos a tu vida diaria para mejorar tus resultados.
Una de las teorías más comunes es que si bebes agua antes de las comidas, llenarás tu estómago y, como resultado, comerás menos. Nuestro estómago está equipado con nervios que detectan el estiramiento y envían señales al cerebro para indicar que estamos llenos.
Evidencia: Algunos estudios pequeños respaldan esta teoría. Por ejemplo, se ha observado que las personas mayores que beben agua antes de las comidas tienden a consumir menos calorías. Otro estudio encontró que aquellos que seguían una dieta baja en calorías y bebían más agua antes de las comidas perdieron más peso en 12 semanas que quienes no lo hacían. Sin embargo, estos estudios son limitados en duración y tamaño, lo que deja dudas sobre los efectos a largo plazo.
El proceso de termogénesis se refiere a la producción de calor en el cuerpo. Cuando bebes agua, tu cuerpo tiene que trabajar para calentarla hasta la temperatura corporal, lo que implica gastar energía. La idea es que este proceso quema calorías adicionales.
Evidencia: Aunque estudios anteriores sugerían que esto podría ser cierto, investigaciones más recientes no han encontrado una relación significativa entre el consumo de agua y la quema de calorías. Por lo tanto, la termogénesis inducida por el agua parece ser un mito en gran medida.
Otra teoría es que muchas veces confundimos la sed con el hambre. En lugar de buscar algo de beber, solemos buscar un bocadillo. Beber agua en estos momentos podría ayudarnos a evitar comer calorías innecesarias.
Evidencia: No hay estudios sólidos que respalden esta idea de manera concluyente. Aunque la regulación de la sed y el hambre es compleja, especialmente en personas mayores, no se ha demostrado que la confusión entre estas sensaciones sea una causa importante de aumento de peso o de que beber agua ayude directamente en la pérdida de peso.
Estar bien hidratado es crucial para el rendimiento físico. Durante el ejercicio, perdemos agua a través del sudor, y si no reponemos esos líquidos, podemos experimentar fatiga, calambres y una disminución general en nuestra capacidad de entrenar. El agua es esencial para que nuestros músculos funcionen de manera óptima, lo que puede impactar indirectamente en la pérdida de peso.
Mantenerse hidratado no solo mejora el rendimiento deportivo, sino que también previene problemas como el agotamiento por calor y los calambres. Para quienes hacen ejercicio regularmente, beber agua antes y durante el entrenamiento puede ser fundamental para obtener mejores resultados.
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Uno de los hábitos más efectivos para reducir la ingesta calórica es reemplazar las bebidas azucaradas, como refrescos, jugos y alcohol, por agua. Estas bebidas no solo contienen muchas calorías, sino que además no nos hacen sentir más llenos, lo que facilita el consumo excesivo.
Sustituir una lata de refresco diario por agua puede reducir cientos de calorías de tu dieta semanal, lo que a largo plazo puede resultar en una pérdida de peso significativa.
El agua es vital para muchos procesos metabólicos, incluyendo la descomposición de las grasas. Sin una adecuada hidratación, el cuerpo no puede procesar y eliminar las grasas de manera eficiente, lo que puede dificultar la pérdida de peso.
Algunos estudios en animales han mostrado que la deshidratación afecta negativamente la quema de grasa. Sin embargo, los estudios en humanos son limitados y no proporcionan pruebas contundentes de que beber más agua promueva significativamente la pérdida de grasa.
Como ya se mencionó, algunos estudios han encontrado que beber agua antes de las comidas puede tener un pequeño impacto en la cantidad de comida que consumimos. Sin embargo, la mayoría de estos estudios son de corta duración.
No hay suficiente evidencia para afirmar con certeza que beber más agua promueva una pérdida de peso a largo plazo. Esto sugiere que, aunque el agua puede ser un complemento útil, no debería ser el único enfoque para perder peso.
Beber agua antes de las comidas o a lo largo del día puede ayudar a algunas personas a perder peso, pero los estudios actuales no son lo suficientemente sólidos como para confirmar su efectividad a largo plazo. Aun así, el agua tiene muchos beneficios para la salud y puede ser una excelente herramienta para quienes buscan reducir su ingesta calórica al reemplazar bebidas azucaradas.
Fuente: Harvard Health