Así es la vida: Cierta vez le pedí un favor a mi esposa
Cierta vez le pedí a mi esposa que grabara una pelea de box que transmitirían por televisión, pues yo estaría ausente en ese momento. Sin embargo, cuando llegué a casa, ella me dijo que...
Cierta vez le pedí a mi esposa que grabara una pelea de box que transmitirían por televisión, pues yo estaría ausente en ese momento. Sin embargo, cuando llegué a casa, ella me dijo que la había borrado.
—¿Por qué hiciste eso? —le pregunté, un poco molesto.
—Es que me pareció que no tenía sentido conservarla —respondió—. A uno de los hombres lo noquearon en el primer round.
Stephan Bryn, Reino Unido
En una ocasión un amigo mío y yo fuimos a comer a un restaurante de moda de la ciudad. Cuando la mesera se acercó a tomar el pedido, Jim señaló el menú y dijo:
—Yo quiero el 24, por favor.
—Oye, Jim… —le dije en voz muy baja—, ése es el precio, no el número del plato.
—¿En serio? —replicó—. Entonces, tráigame el número 12.
Alan Sullivan, Canadá
Estaba esperando el autobús junto a dos mujeres mayores que charlaban animadamente sobre los viejos tiempos. Cuando por fin llegó el vehículo, una de ellas subió y empezó a rebuscar en su bolso. Luego de lo que pareció una eternidad, le dijo al conductor que tendría que pagar con estampillas, pues no llevaba consigo suficiente dinero.
El conductor le contestó que lo lamentaba, y entonces le explicó que no era política de la empresa aceptar estampillas como forma de pago. Al oír esto, la otra mujer levantó la voz y le dijo al conductor que las estampillas eran moneda corriente y que tenía la obligación de aceptarlas. Después de una larga discusión sobre el asunto, el chofer finalmente se dio por vencido, y la primera de las mujeres se acomodó en un asiento con aires de triunfo.
Sin embargo, el gesto de satisfacción en la cara de la mujer que la acompañaba se esfumó al ver queel conductor, en vez de monedas, le entregaba cinco estampillas como cambio por su pasaje.
Rob Smith, Reino Unido