Sentirse ignorado, despreciado o tratado mal por alguien cercano es una de las experiencias más dolorosas y confusas. La reacción instintiva podría ser confrontar o huir, pero el reconocido psicólogo y experto en salud mental, Walter Riso, ofrece una alternativa más poderosa y sanadora. Su consejo es contundente: la solución no es necesariamente física, sino interna.
La verdadera fortaleza, según Riso, radica en aprender a crear una barrera interior que proteja tu autoestima y te devuelva el control sobre tu bienestar. A continuación, desglosamos su método para aplicar la distancia emocional como un acto de autocuidado y madurez.
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El concepto central de Riso es una aparente contradicción: “Cuando una persona te trata mal y te ignora, tienes que alejarte de ella, pero sin salir por la puerta”.
Esto no significa aguantar el maltrato ni reprimir tus sentimientos. La distancia emocional es una decisión consciente de retirar tu energía y tu validación de la otra persona. Es un alejamiento interior que te permite seguir interactuando (si es necesario, como en un entorno familiar o laboral) sin que la actitud del otro te destruya. Su poder reside en que te convierte en el guardián de tu propia paz mental, en lugar de dejar esa responsabilidad en manos de quien te lastima.
Para saber cómo poner distancia emocional, Riso nos invita a dejar de mirar hacia afuera esperando un cambio y, en su lugar, enfocarnos en nuestro propio mundo. Esto implica:
Esta es la herramienta fundamental de la distancia emocional. Mientras la otra persona te ofrece desprecio o silencio, tu estrategia debe ser nutrir activamente tu amor propio.
El objetivo es llegar a un punto en el que, al volver a interactuar, su comportamiento ya no te afecte de la misma manera. Como explica Riso, el resultado de este trabajo interior es poder pensar: “Tu opinión ya no me importa, tu mirada me traspasa”.
Al lograr esto, la indiferencia del otro pierde su poder, porque has dejado de necesitar su validación para sentirte completo. Refuerzas tu autonomía emocional y rompes el ciclo de la dependencia afectiva.
Paradójicamente, alejarse emocionalmente de quien te hiere te acerca a la persona más importante: tú. Esta distancia interior te ayuda a soltar lo que no te aporta y a priorizar tu calma.
Alcanzar este estado es un acto de madurez que te permite crecer sin depender del aplauso ajeno. Es aprender a decir, como concluye Riso con un tono liberador, “si te he visto, no me acuerdo”. No desde el rencor, sino desde la paz de saber que tu bienestar ya no está en juego.
La reflexión de Walter Riso nos enseña que la respuesta más efectiva ante el maltrato o la indiferencia no es una batalla externa, sino una revolución interna. Aprender cómo poner distancia emocional es una habilidad crucial para navegar relaciones complejas sin perderse en el intento. Es un acto de profundo amor propio que te recuerda que tienes el poder de decidir a quién le das la llave de tu tranquilidad.
¿Has practicado la distancia emocional alguna vez? ¿Qué estrategia te ha funcionado para proteger tu paz mental? Comparte tu experiencia en los comentarios.