Conoce a tus hijos, ¿cómo mejorar la comunicación?
¿Te peleas mucho con tu pareja? ¿Eres impaciente con tus hijos? ¿Te enoja que las cosas no se hagan como a ti te gusta? Dale un vistazo a esta información.
Los rasgos de personalidad empezarán a formarse desde sus primeros días de nacido, junto con ello, la lucha por adaptarse a otros y encontrar su propio lugar.
A lo largo de la vida nos encontraremos con criaturas muy impacientes, otras apacibles y poco expresivas, algunos tan inquietos que parecen que les dieron cuerda, y son tan risueños y carismáticos que los queremos comer a besos.
Para muchos padres, la llegada de un hijo genera muchas expectativas, se llenan de ilusiones y, desde la concepción, empiezan a construir una plataforma de recursos para su bienestar.
Desgraciadamente para muchas parejas el hijo llega con un “chip” distinto al esperado, y el contraste de personalidad con respecto a la de sus padres es a veces tan antagónico que resulta difícil adaptarse, lidiar y atender sus necesidades sin que los mismos lleguen a tener una necesidad imperiosa de quererlos moldear para que cumplan sus expectativas a través de críticas, juicios, castigos y mucha presión.
Conocer los rasgos de personalidad que poseen cada uno de nuestros hijos, y también los nuestros, como padres, nos ayudará a comprender por qué somos tan diferentes unos de otros; ese conocimiento es la clave principal para poder tener expectativas apropiadas y respeto por su manera particular de ser.
El amor no necesariamente cambia a las personas, el “verdadero amor” incluye respeto y eso implica dejar ser y hacer a nuestros hijos, de acuerdo con su verdadera personalidad.
“Todo ser humano colocado en la posición correcta donde se exaltan sus fortalezas y se siente en un espacio emocional seguro, tiene más posibilidades de tener éxito, y desde luego vivirá más feliz”.
Según la Dra. Carol Ritberger, Autora del libro ¿De qué color es tu personalidad? Define que la personalidad es el patrón de pensamientos, sentimientos y conductas que presenta una persona y que persiste a lo largo de su vida.
Se considera como la suma total de las formas en las cuales un individuo reacciona e interactúa con otros y se autorregula con el entorno.
No hay dos personas que reaccionen exactamente igual, pero sí hay grupos de personas que tienen tendencias similares, para hablar de ello la Dra. Ritberger nos proporciona una definición basada en cuatro colores con sus respectivas características:
Estas son intuitivas, imaginativas y creativas. Les gusta experimentar y son emocionales y entusiastas. Prefieren vivir a su ritmo, y no al ritmo que les imponen los demás. Orientados hacia las personas, su objetivo en la vida es ser catalizadoras del cambio.
Suelen conseguir lo que se proponen: son personas de acción, directas, de las que ven el mundo en blanco y negro. Son personas trabajadoras, con seguridad en sí mismas, con dotes de liderazgo.
Son pacificadoras y les gusta cuidar de los demás, a veces hasta el punto de olvidarse de sí mismas. Son amables, leales y saben escuchar. Se preocupan por los temas sociales y medioambientales, además, procuran crear siempre un ambiente de cooperación y armonía.
Son perfeccionistas y visionarias, líderes perfectos. Su lema es “podemos hacerlo mejor”. Son buenos solucionadores de problemas, con gran capacidad de reflexión, y encuentran soluciones originales para viejos problemas.
Una vez que te hayas analizado, podrás haberte dado cuenta cuál es el color de personalidad de tu pareja, tus hijos y el tuyo, ahora te daremos cinco claves para mejorar tu comunicación y fortalecer el desarrollo de tus pequeños:
La mejor manera de conocerte y conocer a tus hijos, es aprender a observar. No demos por hecho que las cosas deben ser como yo soy o como yo las aprendí, cada persona, de acuerdo con sus rasgos de personalidad, tendrá seguramente una percepción distinta de la realidad y una capacidad de respuesta que en muchos casos diferirá a la tuya.
Cuanto más te presiones o presiones a tus hijos a hacer las cosas diferentes a su ritmo, estilo y modo de ser de cada uno, especialmente si el ambiente está carente de seguridad emocional, será mucho más difícil explotar las fortalezas y habilidades naturales de todos, carecerán de confianza en sí mismos, bajará su autoestima y les costará más trabajo tener éxito.
Hoy en día hay muchos especialistas en el campo de la psicología, pedagogía y sociología que han desarrollado diferentes propuestas para que tengas una aproximación más exacta de tus rasgos de personalidad.
Muchas veces no coincidimos con las personalidades de nuestros hijos o pareja, resultan opuestas y en algunos puntos nos resultan antagónicas. Imponer, presionar o castigar no son soluciones; generan rabia y frustración.
Es mejor la negociación, ya que de esa manera podemos encontrar puntos de equilibrio entre lo que quieren ambas partes.
Es un hecho que los padres guían y los hijos son guiados, la vida en familia no puede ser tan democrática, donde padres e hijos tomen decisiones por igual.
Sin embargo, los padres que se conocen a ellos mismos y conocen a sus hijos, las reglas de disciplinas no serán arbitrarias, serán justas, y aunque algunas pueden no ser negociables, la comunicación fluirá mucho mejor si todos los miembros de la familia se sienten tomados en cuenta y respetados.
Cuando realmente nos conocemos, así como a nuestra pareja y a nuestros hijos, hay un verdadero respeto por lo que somos y hacemos, podremos juntos practicar una verdadera empatía y lograremos comunicarnos asertivamente para crear condiciones que generen confianza, seguridad y sentido de autovalor de todos los miembros de la familia.
FUENTE: Ritberger Carol Ph.D. Qué Color es tu Personalidad. Hay House. Edición Revisada 1 julio de 2009. www.psicología-online.com/ebooks/personalidad/eysenck.htm.