La dieta nórdica, inspirada en la tradición alimentaria de Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia, se destaca por su enfoque saludable y regional. Este plan nutricional favorece la inclusión abundante de pescado, aves y tubérculos, proporcionando beneficios demostrados, como la reducción del riesgo de ataques cardíacos según estudios de la Universidad de Lund.
La clave de la dieta nórdica radica en la elección cuidadosa de ingredientes frescos y saludables. Bayas de temporada, tubérculos y pescado azul, rico en omega-3, se combinan con carbohidratos de liberación lenta, como cereales integrales, legumbres y camote. Esta combinación saciante ayuda a controlar el apetito y a prevenir antojos.
Los lácteos fermentados, como el Skyr y el kéfir, son esenciales para aportar calcio y promover una digestión saludable. Un desayuno ideal en la dieta nórdica podría incluir yogur, frutos rojos y avena.
Para perder peso, se recomienda llenar la mitad del plato con verduras y complementar con carbohidratos de liberación lenta y proteínas magras. El pescado, especialmente variedades aceitosas como el salmón, es un componente clave que se sugiere incluir en 2 o 3 comidas por semana.
Y come tantas bayas como quieras, pues son un excelente postre bajo en calorías. Y sírvete una o dos porciones de productos lácteos bajos en grasa o un trozo pequeño de queso al día.
Este estilo de alimentación se centra en alimentos muy saludables, muchos de origen vegetal que los nutricionistas siempre alientan a comer. Y aunque los datos son limitados hasta ahora, varios estudios sugieren que seguir un patrón de alimentación nórdico puede fomentar la pérdida de peso y reducir la presión arterial.
Hay varias razones por las que la dieta nórdica puede ayudar a combatir la fatiga. Primero, es rica en alimentos que son ricos en nutrientes esenciales que son importantes para la energía, como el hierro, la vitamina D y el zinc. Por ejemplo, las frutas y verduras son buenas fuentes de vitaminas y minerales, los cereales integrales son una buena fuente de hierro y los frutos secos son una buena fuente de zinc.
En segundo lugar, la dieta nórdica es baja en alimentos que pueden provocar fatiga, como los azúcares añadidos, la comida chatarra y los alimentos procesados.
Desayuno:
Almuerzo:
Cena:
Refrigerios:
La dieta nórdica comparte similitudes con la mediterránea, destacando alimentos de origen vegetal y limitando los procesados y las carnes rojas. Sin embargo, opta por el aceite de canola en lugar del aceite de oliva, y prioriza los carbohidratos integrales como la cebada, avena y centeno.
Los beneficios adicionales incluyen el énfasis en bayas, conocidas por su impacto positivo en el peso y la salud cardiovascular gracias a sus antocianinas. En resumen, la dieta nórdica, desarrollada en colaboración con NOMA de Copenhague, ofrece un enfoque regional, saludable y probado para mejorar la salud y fomentar la pérdida de peso.