La hipertensión —o presión arterial alta— puede controlarse mediante diversos cambios en el estilo de vida, entre ellos, llevar una alimentación saludable. Estudios anteriores han relacionado tanto la dieta mediterránea como la dieta cetogénica (keto) con beneficios para reducir la presión arterial. Ahora, una nueva investigación aporta más evidencia de que ambas dietas pueden mejorar los indicadores de salud cardiovascular en personas con sobrepeso u obesidad.
[Puedes leer: Cómo aumentar tu consumo de fibra sin sufrir hinchazón abdominal]
Una condición común, pero peligrosa
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), alrededor de uno de cada tres adultos en el mundo vive con presión arterial alta. Esta condición ocurre cuando la fuerza con la que la sangre circula por las arterias es excesiva, lo que puede aumentar el riesgo de padecer derrames cerebrales, aneurismas, enfermedad renal crónica o demencia.
Además de los tratamientos farmacológicos, las personas pueden gestionar su presión arterial con medidas como no fumar, hacer ejercicio regularmente, controlar el estrés y adoptar una dieta adecuada.
Aunque la dieta DASH ha sido tradicionalmente la más recomendada para tratar la hipertensión, las dietas mediterránea y keto han ganado popularidad en los últimos años por sus efectos positivos en la salud.
El estudio: resultados positivos con ambas: mediterránea o keto
En un estudio publicado en la revista Nutrients, investigadores reclutaron a 26 adultos con sobrepeso u obesidad, presión arterial normal-alta o hipertensión grado 1, y riesgo cardiovascular bajo o moderado.
Once participantes siguieron la dieta mediterránea, y 15 la dieta cetogénica, durante un periodo de tres meses.
¿Qué observaron al final? Ambos grupos experimentaron una disminución de la presión arterial y pérdida de peso. Además, hubo un aumento en la masa corporal libre de grasa y una reducción de grasa corporal, niveles de lípidos en sangre e insulina.
La dieta keto mostró mayor descenso nocturno de la presión
Un hallazgo interesante fue que los participantes del grupo keto presentaron un mayor “descenso nocturno” de la presión arterial, un fenómeno conocido como nocturnal dipping. Este descenso natural de entre el 10% y 20% durante el sueño indica una regulación saludable de la presión. La ausencia de este descenso se ha vinculado a mayor riesgo cardiovascular.
[Quizás te interese: ¿Comes mientras ves series? El ‘mindful eating’ podría cambiar tu salud]
Distintas rutas, mismos beneficios
El Dr. Cheng-Han Chen, cardiólogo intervencionista, destacó que aunque las dietas difieren en sus restricciones alimenticias, los resultados sugieren que puede haber varios caminos dietéticos para obtener beneficios similares, dependiendo de las preferencias de cada persona.
“Las modificaciones en el estilo de vida, como mejorar la alimentación, son esenciales para controlar la carga de enfermedades cardíacas en nuestra sociedad”, dijo Chen, quien también señaló que se necesitan estudios con más participantes y mayor diversidad.
Reducir carbohidratos y azúcares: un enfoque común
El Dr. Mir Ali, cirujano bariátrico, comentó que los hallazgos del estudio coinciden con sus recomendaciones clínicas: “Ambas dietas enfatizan la reducción de carbohidratos y azúcares, lo cual es clave para inducir al cuerpo a quemar grasa”.
Ali también hizo hincapié en que, debido a la creciente epidemia de obesidad, es urgente encontrar formas de alimentación que ayuden a mejorar la salud y a cambiar la oferta de alimentos procesados por opciones más saludables.
¿Qué dieta es mejor para ti?
Monique Richard, dietista-nutricionista registrada, recomienda acudir con un profesional para personalizar la dieta según las necesidades, estado de salud, genética y estilo de vida de cada persona.
“Es importante que el patrón alimentario elegido sea sostenible a largo plazo y no una solución temporal”, señaló. “Piensa en tu alimentación como una lista de reproducción: la mezcla adecuada puede marcar el ritmo de una vida más saludable”.
[Otro tema de interés: Diabetes y artritis: Cómo una dieta equilibrada puede controlar ambas afecciones]
Richard sugiere enfocarse en alimentos ricos en nutrientes, como:
- Grasas saludables: aceite de oliva extra virgen, aguacates, frutos secos y semillas.
- Verduras no almidonadas: hojas verdes, pimientos, cebollas, ajo, tomates, repollo, coles de Bruselas.
- Hierbas aromáticas: albahaca, romero, menta, tomillo, salvia.
- Proteínas vegetales y animales: pescado, yogur, queso de cabra, legumbres, hummus, tzatziki.
- Fibra: cereales integrales como avena, trigo integral y centeno, y frutas frescas como duraznos, ciruelas, uvas, bayas, peras, naranjas, higos y cerezas.
- Infusiones: té verde, negro, blanco o tisanas.
“No hay una dieta que funcione para todos —excepto tal vez un delantal de cocina—. Más que seguir etiquetas como ‘keto’, ‘mediterránea’ o ‘baja en carbohidratos’, escuchemos lo que nuestro cuerpo necesita y cómo los alimentos funcionan para nosotros.”
— Monique Richard, RDN
Con información de Medical News Today