Estos son los platos navideños más populares del mundo
Los editores de nuestra revista alrededor del mundo comparten los platos especiales y las bebidas clásicas que disfrutan para Navidad.
Cuando un postre es tan delicioso, se extiende por el mundo. Elaboradas con trigo, las variaciones de estos buñuelos de masa existieron durante mucho tiempo en Turquía, Marruecos, Egipto y España antes de emigrar a México, donde ahora se disfrutan de diversas maneras, pero su momento es durante las fechas de Navidad y Año Nuevo.
Por ejemplo, en Baja California Sur se preparan con jarabe de guayaba y piloncillo (similar a la melaza); en Chihuahua se acompañan con queso, y en Oaxaca se espolvorean con azúcar roja.
Como gran parte de la cocina mexicana, esta bebida tipo ponche de huevo tiene sus raíces en la vida religiosa.
Se cree que nació en el siglo XVII en un convento, donde a unas ingeniosas monjas se les ocurrió mezclar leche, canela, huevos y azúcar con ron. Las versiones actuales también pueden incluir piñones o nueces, pero en todo México y Centroamérica, la leche y los huevos siguen siendo la base.
“El rompope siempre calienta los corazones en la estación más fría”, dice la editora Areli García, radicada en la Ciudad de México.
Es un plato que está presente en casi todas las mesas navideñas. El vitel toné, filete de ternera frío servido con una salsa cremosa de atún, fue traído por los tres millones de inmigrantes italianos que llegaron a Argentina a principios del siglo XX.
“Se trata de una comida perfecta: fácil y rápida de preparar, y excelente para alimentar a una multitud”, señala el editor Leonardo Schiano, de Buenos Aires.
En cuanto termina el banquete navideño, aparece la botella de limoncello. Muchos argentinos creen que el licor de limón favorece la buena digestión, aunque no existen pruebas científicas sólidas al respecto.
Eso no importa: esta bebida es indiscutiblemente deliciosa servida bien fría, así como otro de los lazos de este país con sus ancestros mediterráneos (el limoncello se produce típicamente en el sur de Italia).
En diciembre, los brasileros apenas encuentran un espacio libre en sus apretadas agendas, comenta Raquel Zampil, editora de Reader’s Digest radicada en Río de Janeiro.
“Todo el mes está dedicado a celebrar”, añade. En las cenas no puede faltar el pavo asado con una guarnición de farofa, mezcla de harina tostada muy parecida al pan molido. Está hecha de raíz de yuca y suele prepararse con manteca, cebolla y sal.
Servido en un vaso corto con hielo, este cóctel de azúcar y limón verde es la bebida nacional (y un clásico navideño) por una buena razón.
Es refrescante sin ser excesivamente dulce, e incluye la famosa cachaça. (Similar al ron blanco, pero destilada a partir de jugo de caña de azúcar fresco fermentado en lugar de melaza, la cachaça debe fabricarse por ley en Brasil).
Hay algo en lo que los australianos y los neozelandeses están de acuerdo: esta creación a base de merengue lleva el nombre de la primera bailarina rusa Anna Pavlova, que hizo una gira por la región en la década de 1920.
Pero ¿quién inventó realmente este postre? Ambas naciones lo reclaman como propio, y no hay manera de convencerlas de lo contrario. Por eso, lo mejor es simplemente añadirle crema batida y su combinación favorita de frutas frescas y declararlo un empate.
Dada la evidente falta de nieve en Australia y Nueva Zelanda en esta época del año, estos países prefieren las bebidas apropiadas para el verano.
Ya sea una mimosa en la mañana de Navidad, preparada con jugo de naranja y un vino espumoso local, o una refrescante cerveza clara para acompañar un asado festivo en la playa, “refrescante” es la palabra clave.
“¡Cualquier cosa fría y líquida!”, exclama Zoe Meunier, editora en jefe de las publicaciones de la región Asia-Pacífico de Reader’s Digest.
Aunque el gavage —engordar el hígado de un pato o ganso mediante la alimentación forzada— es cada vez más discutido, sigue siendo común en Francia. Y el manjar resultante, el foie gras, es uno de los platos navideños más populares de esta nación.
Los verdaderos amantes del hígado pueden comprarlo enlatado o cortado en medallones, pero generalmente optan por escalfar, dorar u hornear el foie gras en casa y luego cubrirlo con higos, trufas, confitura de cebolla o incluso migas de pan de jengibre.
El champán podrá ser el rey en las celebraciones de fin de año en Francia, pero el ponche de huevo ocupa un lugar especial en la cultura de este país.
El editor parisino Stéphane Calmeyn lo explica así: “Hay referencias a él en las obras de algunos de nuestros grandes escritores, desde Madame Bovary de Gustave Flaubert, hasta Antígona de Jean Anouilh”.
Servido caliente o frío, como aperitivo o para rematar una comida navideña, esta mezcla de leche, azúcar, yemas de huevo y canela o nuez moscada combina perfectamente con un trago de ron y un fuego crepitante en la chimenea.
Según el editor Ilkka Virtanen, de Helsinki, la mayoría de los finlandeses no podrían imaginar las fiestas navideñas sin este jamón horneado.
“Es el campeón indiscutible de la cena de Navidad”, añade, “y cocerlo lentamente en el horno es un ritual muy apreciado”.
Existe un consenso general de que la mostaza casera es el mejor acompañamiento, y que las sobras deben utilizarse para preparar sopa de arvejas casera.
Conocido como glögg en otros países escandinavos, este vino caliente es similar al bisschopswijn holandés y al glühwein alemán, pero es aún más dulce y especiado.
Los pasos son simples: calentar vino tinto endulzado y añadirle cáscara de naranja o limón, así como especias como canela, clavo, pimienta inglesa, nuez moscada, macis, cardamomo y jengibre.
Quienes deseen más potencia pueden agregarle vodka, brandy o calvados; y quienes deseen algo más suave pueden omitir el alcohol y usar jugo de grosella negra en lugar de vino.
El pavo, el foie gras, la langosta y las ostras ocupan un lugar destacado en las comidas de fin de año en Bélgica, pero ningún plato es más tradicional que el boudin.
Con un origen que se remonta a la antigüedad griega, estos pequeños embutidos normalmente incluyen sangre de cerdo, cerdo (grasa y carne), cebolla cruda, sal y pimienta.
En Navidad, a los cocineros caseros les gusta “mostrar audacia e imaginación”, indica Calmeyn, y pueden añadir a sus recetas chocolate o uvas remojadas en coñac.
Nadie hace cerveza como los belgas, y en Navidad es aún más especial. No se sabe a ciencia cierta cuánto tiempo lleva esta tradición, pero según la leyenda nació en la Edad Media, cuando los señores locales donaban cerveza a los aldeanos para celebrar las fiestas.
Hoy en día, los amantes de la cerveza esperan ansiosos la aparición en diciembre de cervezas de producción limitada, por lo general de la variedad oscura y potente, adornadas con etiquetas de diseño único.
Hechas con almendras, avellanas y nueces, estas emblemáticas galletas obtienen su sabor característico a partir de una mezcla de especias que incluye clavo, jengibre y cardamomo.
La ciudad bávara de Núremberg se ha consolidado durante mucho tiempo como centro de producción de las lebkuchen, ya que alguna vez fue el principal destino del país para las especias que llegaban desde Asia.
Estas deliciosas galletas navideñas también son populares en algunos países vecinos. Los austriacos prefieren las Linzer Augen (“ojos de Linz”, en referencia a la ciudad del mismo nombre), elegantes sándwiches de mermelada que muestran conservas de damascos o frambuesa asomándose por un orificio cortado sobre una galleta de manteca.
En Suiza, las chräbeli en forma de cresta de gallo, crujientes por fuera y húmedas por dentro, son conocidas tanto por su original forma como por su distintivo sabor a anís.
Si visitas cualquier mercado navideño tradicional de Alemania, Austria o Suiza, podrás ver a un montón de personas bebiendo vino caliente, afirma el editor de Reader´s Digest, Michael Kallinger, radicado en Stuttgart.
“La mayoría de los habitantes locales tienen un puesto de vino caliente favorito. Nada hace entrar más en calor que un vaso de glühwein, pero ten cuidado con la cantidad que bebe: ¡el azúcar y las especias pueden hacerlte olvidar que es alcohol!”.
El turrón, un dulce típico de las fiestas de fin de año, se introdujo en la península ibérica en el año 711, cuando la invadieron las fuerzas musulmanas.
La creencia popular sostiene que el turrón fue el resultado de un intento por crear un alimento nutritivo que se conservara sabroso durante mucho tiempo.
Cremoso o crujiente, la receta básica incluye azúcar o miel, claras de huevo y almendras; el chocolate y la cubierta crocante de almendras son complementos populares.
Una copa de cava espumoso es la bebida preferida por muchos españoles durante las festividades, señala la editora madrileña de Selecciones, Natalia Alonso: “Es con lo que solemos brindar en la víspera de Año Nuevo después de comer las tradicionales doce uvas pasas a medianoche, una por cada campanada del reloj”.
Se dice que las burbujas de la versión española del champán traen bendiciones y prosperidad.
Esta receta se modifica de casa en casa, pero “es el único plato que se disfruta en todo el país en Nochebuena”, explica el editor de Reader´s Digest, Mário Costa, de Lisboa.
La base de esta comida festiva consta de rebanadas de bacalao salado acompañadas de papas cocidas, huevos duros cortados a la mitad y aceite de oliva.
Los ingredientes adicionales pueden ser cebolla, zanahorias, repollo y aceitunas negras.
Aunque Portugal no posee una bebida navideña típica, sí tiene una para todo el año: el oporto.
Este vino generoso, que llena las copas durante los brindis festivos o se disfruta con el postre o un poco de queso después de la cena de Navidad, se elabora con uvas del Duero una afamada región vitivinícola del país. El oporto, comúnmente un tinto dulce, también se ofrece en variedades más secas o blancas.
Si estas opciones no fueron de tu agrado, que tal este pastel de Navidad.