El sueño hará poderoso el cerebro de tu hijo, cómo crear una rutina
Durante los primeros cinco años el cerebro alcanza su máximo tamaño, así que lo que le falte en ese periodo afectará el desarrollo mental.
Seguro has escuchado —o hasta dicho— que la actividad fundamental de un niño es jugar, pero ahora la ciencia nos replantea la frase: la actividad fundamental de un niño es ¡dormir! Puede ser que cuando pensamos en las horas de sueño las veamos como un tiempo de calma y reposo, pero la realidad es otra. Para los recién nacidos —y hasta los dos años— el sueño es un periodo de desarrollo importantísimo para su cerebro.
Durante esas horas la actividad neuronal es impresionante. Esto se debe a que se generan millones de conexiones neuronales.
El desarrollo cognitivo es crucial junto con el comportamiento comunicativo, social y emocional. Se refiere a una serie de procesos mentales que le permiten al infante percibir y entender cómo es el mundo.
El desarrollo cognitivo permite la recolección de información para su memorización y futuro uso.
La conectividad del cerebro es permanente, incluso en la tercera edad, pero los dos primeros años de vida es el momento más importante del desarrollo cerebral, explica Jorge Rueda, neurólogo pediatra.
Los niños duermen mucho y tienen poca actividad, explica. Eso habla de que esas conexiones no se han conseguido de una manera ideal.
A partir de los tres o cuatro meses de edad se alargan los periodos de sueño durante la noche y se observa más actividad en el día. “Eso significa que el cerebro está avanzando”.
Desde la etapa embrionaria se sientan las bases de la estructura cerebral y durante los primeros cinco años se alcanza el tamaño del cerebro del adulto.
“El crecimiento de ese órgano es impresionante, así que lo que falte durante ese periodo hará daño al desarrollo mental” advierte el neurólogo pediatra.
El sistema nervioso central maduro cuenta con aproximadamente cien mil millones de neuronas. Y las neuronas representan solo el 10 por ciento de la celularidad del cerebro. Una neurona es capaz de formar hasta 15 mil conexiones sinápticas.
Eso implica un inmenso esfuerzo y, por ende, necesidades metabólicas. ¿Cómo se suplen? Ofreciendo los sustratos adecuados: agua, oxígeno, glucosa y nutrientes específicos que forman parte de esas células.
Las células nerviosas están constituidas principalmente por elementos grasos y elementos proteicos. La mielina, que es, por decirlo de alguna forma, la cobertura que ayuda a que ese ‘cableado’ funcione en óptimas condiciones es también grasas y proteínas.
En pocas palabras, la celularidad nerviosa demanda particularmente esos elementos.
Cuando hablamos de la alimentación de un recién nacido lo mejor es la leche humana, que tiene que darse de manera exclusiva hasta los seis meses y luego hasta que el bebé decida.
La leche materna es el mejor alimento, pues tiene grasas para la parte cerebral. “La gente luego habla de no consumir grasas, pero eso es un error, pues son necesarias para el cerebro”.
También contiene carbohidratos y proteínas, pero se han comenzado a descubrir otros ingredientes, como los biocomponentes bioactivos como el DHA y el MFGM apoyan la formación de las conexiones del cerebro y ayudan a mantener un desarrollo adecuado.
No existen estudios que demuestren eso. Antes las fórmulas eran leche de vaca modificadas, se hacen diferentes diluciones, incluso se les agregaba azúcar. “Eran como atoles” comenta la doctora Gilda Stanco, con más de 20 años de experiencia en el campo de la nutrición infantil.
Pero ahora se habla de fórmulas que son muy parecidas a la de la leche humana. Se ha visto que la utilización de ciertas sustancias que son prebióticas, que son sustancias que imitan a uno de los más importantes componentes de la leche humana que son los oligosacáridos.
Los bebés que consumen las fórmulas que contienen esos prebióticos tienen menos periodos de llanto y un sueño más reparador que los que consumen un sucedáneo que no se los agrega.
“Hay que entender que hemos avanzado. Ahora el bebé que no puede recibir leche materna por la razón que sea pueda tener una alimentación correcta” dice la pediatra y nutrióloga.
Las fórmulas hoy en día son uno de los productos más regulados a nivel mundial y buscan siempre el beneficio del bebé cuando la lactancia materna no es posible.
“Si a pesar del apoyo no han podido amantar a sus hijos existen opciones que no solo apoyan el desarrollo en peso y en talla, sino en el desarrollo cerebral adecuado”.
A veces en América Latina no pensamos a largo plazo, pero cuando vemos a alguien en la universidad debemos pensar que está ahí por cierto desarrollo cerebral, por su capacidad cognitiva, por entender cosas abstractas.
“Todo eso está relacionado con la corteza prefrontal y su buen desarrollo”. Todo lo que le des a tu hijo ahora cuenta a largo plazo: tiempo de juego, abrazos, lecciones, orientación y nutrición.
Los expertos no pueden enfatizar lo suficiente cómo la nutrición juega un papel importante en el desarrollo infantil temprano, especialmente en la grasa de la leche.
El 50 por ciento de las calorías que el niño requiere proviene únicamente de la grasa de la leche, especialmente en sus primeros años” destaca el Dr. Steven Wu, profesor asociado adjunto de Pediatría en la Facultad de Medicina de la Universidad de Indiana.
Esa razón es la que está detrás del entusiasmo de los expertos por el último avance en nutrición pediátrica: la membrana de glóbulos de grasa láctea (MFGM).
Este es el recubrimiento de la grasa de la leche, que es rico en componentes, que mejoran la vida y son necesarios para apoyar el desarrollo del cerebro y la inmunidad del niño.
MFGM y DHA colaboran en el fortalecimiento del IQ y EQ de los niños para mejorar el desarrollo cognitivo y la inteligencia emocional. Los expertos han visto pruebas de esto de primera mano.
La MFGM ha mostrado tener un rol importante en la estructura y función del cerebro y en la protección de sistema inmune.
Un estudio de 2014 comprueba que tiene mecanismos antivirales y antimicrobianos que pueden combatir infecciones como la otitis media (infección del oído).
“El pecho es lo mejor, pero existen opciones para las madres que no pudieron amamantar a sus hijos, no las hagamos sentir culpables” comentó Stanco, miembro de la Sociedad Latinoamericana de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición.
Antes pensábamos en la nutrición infantil en términos de energía y crecimiento. Estos conceptos antiguos han sido complementados con otros.
Los alimentos bioactivos no aportan energía, pero son cruciales en el desempeño de sistemas celulares. Hay microelementos que tienen una importancia vital para el desarrollo, sobre todo el del cerebro.
Lo que la gente conoce como Omegas, son componentes de las células nerviosas, cuando se ofrecen alimentos que los contienen ayudan al cuerpo, pero por ejemplo el DHA se fija mucho en las retinas oculares y particularmente en la parte del cerebro que ayuda a la interpretación de las percepciones.
Se deposita de manera muy intensa en las partes del cerebro que están relacionadas con el conocimiento, el aprendizaje y el manejo de las emociones.
Un sueño sano es la otra pieza básica en el buen desarrollo infantil.
“Los padres tienen que aprender a leer cada etapa de los hijos, pues en realidad no hay un horario específico para los niños, hay rangos, pero los padres deben ser capaces de leer a sus críos”, dice Jorge Rueda, neurólogo pediatra.
Solo el 20 por ciento de los niños mexicanos alcanza la escala de sueño n recomendada por los organismos internacionales de salud.
¿Y qué pasa si no duermen bien? Se han estudiado a niños sanos que están en situaciones anormales como migrantes, en campos de refugiados, que por ciertas condiciones son despertados continuamente, etc. y se ha visto que una hora menos de sueño hace que los niños al día siguientes tengan menos coordinación motora, en comunicación y, sobre todo, en el manejo de las emociones, pues están irritables y desganados.
“A veces los niños son reprendidos por las autoridades escolares por mala conducta, pero cuando se indaga se descubre que es porque está somnoliento” precisa el especialista
Si bien es cierto que a veces no sabemos cómo empezar a implementar hábitos y rutinas a nuestros hijos, hoy en día hay muchas herramientas y expertos en sueño infantil y control de esfínteres, como lo es Dalia Braverman, consultora de sueño certificada, fundadora de Durmiendo con Amor y directora del Instituto Integral del Sueño.
“El sueño es un proceso dinámico y social en el cual los padres jugamos un papel fundamental, enseñándole y ofreciéndole a nuestros pequeños hábitos saludables de descanso según sus necesidades y capacidades en cada etapa del desarrollo y esto ayudará a que ellos tengan un desarrollo óptimo”.
Una buena rutina de sueño puede comenzar a establecerse desde las primeras semanas del nacimiento y adecuarse conforme a las necesidades del bebé mientras crece.
Algunas de las recomendaciones que los papás pueden empezar a implementar son:
Hay una asociación positiva entre el sueño y el desarrollo mental de los bebés. Para fomentarlo es importante que se establezcan rutinas de sueño saludables, además de ofrecerle una variedad de alimentos ricos en DHA+ y componentes como el MFGM.
Es importante recordar que es durante los primeros dos años de vida que se forma la estructura elemental del cerebro infantil.
El objetivo de una rutina de sueño es relajar a los bebés para que estén listos a la hora de dormir. Si es complementada con una buena alimentación asegura que los padres pueden estar tranquilos de crearles un buen hábito para el resto de sus vidas.