Una alimentación balanceada es esencial para gozar de buena salud. Es muy importante fomentar una relación saludable con la comida desde la infancia.
Una alimentación balanceada es esencial para gozar de buena salud. Es muy importante fomentar una relación saludable con la comida desde la infancia, pero, por desgracia, los padres afrontan muchos obstáculos para convencer a sus hijos de comer adecuadamente. Todos los días los niños están expuestos a una avalancha de publicidad de comida rápida, bebidas gaseosas y refrigerios procesados. Aun cuando tengamos toda la disposición de dar a nuestros hijos un buen comienzo, puede resultar difícil contar con el tiempo y la energía para preparar alimentos sanos y frescos cuando a los niños sólo parece interesarles la comida chatarra en empaques atractivos.
No tiene que ser así. Con un poco de imaginación, puedes preparar comidas rápidas, sencillas, atractivas y saludables. Los alimentos y refrigerios que presentamos aquí estarán listos en cuestión de minutos.
Desayunos energéticos
El desayuno es el momento ideal para aumentar el consumo diario de frutas de tus hijos, y para asegurarte de que ingieran el calcio que construye sus huesos. Además, los estudios muestran que un desayuno completo mejora la concentración de los niños y evita los antojos a media mañana.
El jugo fresco es una excelente opción para aumentar el consumo de frutas de tus hijos. Si tienes extractor, prepara jugos de manzana, zanahoria, naranja o mango; los niños se divertirán ayudando a poner la fruta en el extractor. Si no tienes este aparato, elige un jugo fresco empacado, pero que no sea concentrado.
Un tazón de cereal integral con leche es una buena fuente de calcio, vitaminas B y fibra (evita los cereales demasiado procesados, ya que suelen contener mucha azúcar y sal). Agrega fresas o un plátano picado.
Para preparar un batido rico en calcio y vitaminas, licua yogur y leche con arándanos y plátano.
Comidas fáciles
La comida es un buen momento para asegurarte de que tus hijos consuman algunas de las cinco porciones diarias de frutas y verduras.
Muchos niños prefieren los jitomates cherry o los palitos de verduras crudos en vez de cocidos. Basta con que piques varias verduras —como zanahoria, pimiento rojo, elote babyy pepino— y les añadas un nutritivo guacamole preparado o una pasta de garbanzos (hummus).
Si no puedes preparar una sopa en casa, añade verduras o frijoles a una versión comercial para aumentar su contenido de nutrientes.
En vez de un hot dog preparado con una salchicha de baja calidad y abundante en grasa, ofrece a tus hijos un taco de salchicha de buena calidad con una tortilla caliente. Esto les proporcionará proteínas para crecer, ¡y sin conservadores!
Refrigerios rápidos
Los niños usan sus reservas de glucosa más aprisa que los adultos. Antes no se recomendaban los refrigerios entre comidas, pero hoy muchos nutriólogos admiten que es mejor comer poco y a menudo. El secreto está en evitar antojos procesados y bebidas azucaradas, y optar por golosinas nutritivas que liberen energía de manera constante durante el día.
Las barras de granola o de frutas y nueces son una estupenda opción para sustituir los panes y dulces procesados. Los frutos secos con avena, nueces y semillas son una combinación nutritiva de vitaminas, minerales y ácidos grasos esenciales.
Prepara paletas heladas con yogur natural y puré de mango, fresa o durazno. Vierte la mezcla en moldes y congela. También puedes congelar jugo fresco de fruta, uvas o plátanos envueltos en papel de aluminio.
Un refrigerio a base de carbohidratos (una rebanada de pan tostado, digamos) una hora antes de dormir puede ayudar a tus hijos a relajarse.