Hemorragias nasales: causas, tratamientos y señales de alarma
La escandalosa escena de la sangre saliendo de tu nariz podría ser indicio de una situación grave, ¿qué podría causar esa hemorragia?
¿Te está saliendo sangre de la nariz? La escandalosa escena podría ser indicio de una situación grave, aunque no es lo más probable. La pared que separa los orificios nasales está tapizada de pequeños vasos sanguíneos que pueden romperse con facilidad tras un golpe o espiraciones violentas al sonarse, por ejemplo, causando una abundante hemorragia.
Las alergias, los resfriados y las gripes —que causan irritación y obstrucción en el órgano—, así como el uso excesivo de descongestionantes o la inhalación de aire caliente también podrían causar una hemorragia nasal.
Por lo general, ninguno de estos escenarios amerita mayor cuidado. No obstante, en algunos casos el flujo se prolonga tanto que es necesario recibir atención médica. Este fenómeno se observa en pacientes con hemofilia o en quienes utilizan anticoagulantes, por ejemplo.
Lo anterior también sucede cuando se rompe algún vaso sanguíneo grande de los que suelen ubicarse en la parte ulterior de la nariz, cerca de la garganta. La epistaxis posterior, como la conocen los galenos, es menos común, pero más seria que la hmorragia que se origina cerca de las narinas. Entre los posibles detonantes se encuentran contusiones en la cabeza y fracturas o tumores nasales.
Si crees que esto es lo que padeces, dirígete al hospital. De lo contrario, lo primero que puedes hacer para detener la hemorragia es sentarte e inclinarte ligeramente hacia delante. Así, la sangre permanecerá en la nariz en lugar de descender por el tubo digestivo o las vías respiratorias.
“Tragarla puede propiciar náuseas y vómito”, señala Martin Sorge, coautor de una reciente revisión alemana sobre los tratamientos contra la hemorragia nasal.
“Además, el afectado corre riesgo de respirar algo de sangre, lo cual podría provocar neumonía”. Por eso no es recomendable recostarse si la rinorragia aún no ha cedido por completo.
A continuación, aprieta con firmeza la parte blanda de la nariz ubicada debajo del hueso. Aun si mana de una sola fosa, oprime ambas a la vez: la presión sobre la herida bastará para contener el líquido de la hemorragia. Mantente de esa manera al menos 10 minutos; luego suelta y revisa qué tal van las cosas.
En general, la hemorragia cesará tras 20 minutos o menos de oprimir los cartílagos nasales; de lo contrario, acude a urgencias. También habrá que ir al hospital si vomitas de tanto tragar sangre; si experimentas dificultad respiratoria o si notas síntomas de pérdida sanguínea excesiva (mareos, desmayos o falta de aliento).
Si logran identificar el sitio exacto de la fuga que provoca la hemorragia, lo más probable es que lo cautericen con químicos. O quizá opten por rellenar la cavidad nasal con tal de ejercer presión sobre la herida, donde quiera que esta se encuentre.
Con tal fin, podrían introducir gasas estériles lubricadas a la nariz o, en caso de epistaxis posterior, insertar un globo especial en la zona afectada.
Una vez resuelta la contingencia, hay varias cosas que puedes hacer para evitar que la lesión vuelva a abrirse. De ser posible, no te suenes en las siguientes 24 o 48 horas. Si tienes que estornudar, trata de expulsar la mayor parte del aire por la boca. Si crees que el aire caliente tuvo algo que ver, intenta elevar la humedad de tu habitación o utiliza un gel nasal de base salina o acuosa.
Evita cargar cosas pesadas para no presionar el vaso sanguíneo lastimado y abstente de fumar (te reseca), beber líquidos calientes o tomar duchas a altas temperaturas (el vapor dilata los vasos). En pocas palabras, sé amable con tu nariz y dale tiempo de sanar.