El Instituto Nacional de Antropología e Historia anunció la recuperación total de los murales del Templo de las Pinturas en Bonampak.A 70 años del descubrimiento de este conjunto artístico, se han recuperado las escenas,...
El Instituto Nacional de Antropología e Historia anunció la recuperación total de los murales del Templo de las Pinturas en Bonampak.
A 70 años del descubrimiento de este conjunto artístico, se han recuperado las escenas, formas y colores de estas pinturas. El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) agregó que, a pesar de haber restaurado en su totalidad los murales del Templo de Pinturas de Bonampak, mejor conocido como la “Capilla Sixtina de las Américas”, los muros y la bóveda del Cuarto 3 estarán en constante mantenimiento para preservar el arte maya original.
Tratamiento del mural
En el proceso de restauración no se modificó la estructura de los murales ni la pintura original.
La primera parte consistió en una limpieza. Durante ésta, se retiró de forma mecánica, con bisturí y espátulas dentales, el velo blanquecino de sales que opacaban parte de las imágenes. Al quitar esta capa, los investigadores descubrieron que se plasmó una escena real: la batalla que encumbró a Chuan Muan II, penúltimo gobernante de Bonampak.
El elemento base de los murales es un aplanado de cal con diferentes cargas. En el caso particular de las pinturas, la mayoría se produjeron con pigmentos minerales y colorantes.
Para el proceso de protección del mural, que comenzó en 2009, se desarrolló un velo de sales que el mismo sitio proporcionó con el tiempo. Éste servirá como una especie de escudo para evitar deterioros en la superficie.
“Nos encontramos con evidencias como líneas, trazos del dibujo preparatorio, e incluso modificaciones que hizo alguno de los pintores para omitir ciertos detalles. Ellos hacíaN cambios finales en la técnica al temple, a diferencia de la primera que era al fresco, de modo que los tonos azules podían lucir casi transparentes, mientras que en las pieles que vestían los personajes podía observarse una saturación de color”. Constantino Armendáriz, restaurador