La historia de San Bartolomé, poderosa hacienda en Tlaxcala
Tlaxcala tiene más de un centenar de haciendas; agrícolas, ganaderas, algunas más pulqueras. De esas destaca la ex hacienda San Bartolomé del Monte.
Las haciendas de Tlaxcala son un patrimonio más vivo que nunca. Hay agrícolas, ganaderas y pulqueras, pero una hacienda no solo vale por lo que ofrece, sino por su historia y su belleza, que puede ser disfrutada, pues sus propietarios las abren para el gozo de todo el público.
Un ejemplo de estos inmuebles es la Hacienda San Bartolomé del Monte, una construcción remodelada por el mismo arquitecto que diseñó el Ángel de la Independencia de la Ciudad de México, el gran Antonio Rivas Mercado.
Este arquitecto norteño le añadió elementos neoclásicos y afrancesados como los mascarones de la fuente con la imagen del dios griego del mar y de los terremotos, Poseidón y la reja frontal, una pieza de hierro forjado fabricada en Europa a semejanza de la del castillo de Miramar, en Austria, el hogar de Maximiliano de Habsburgo.
Por atrás de donde está construida —a unos tres kilómetros al sur de Calpulalpan, ciudad y cabecera del municipio homónimo— pasaban los galeones de Hernán Cortés para embarcarse en Texcoco y conquistar la gran Tenochtitlán.
Cuando se erigió, por allá de 1660, tenía una extensión de 12,500 hectáreas, así que fue considerada la hacienda más grande del centro de México y la de más alto precio del estado.
Cada centímetro de esa construcción de estilo neoclásico europeo tiene historia. La entrada está engalanada con escudos con iniciales, pues en aquella época Napoleón Bonaparte gustaba de colocar los nombres de los propietarios en el frente de las casas para saber a quién pertenecía ese lugar.
Esta hacienda tuvo diversos dueños. Uno de los más conocidos sin duda es Ignacio Torres Adalid, el rey del pulque, hombre poderoso no solo de esa región, sino de todo el país.
Tiene una fuente de mármol de Carrara, un reloj de sol de 1873, barandales forjados a mano, sin soldaduras, con puro remache. Fue un cuartel zapatista durante la época de la Revolución, así que en sus paredes perduran las marcas de los balazos al igual que las pintas que los presos realizaban en una cárcel que había allí mismo.
San Bartolomé fue una hacienda pulquera y maderera; era tal su producción que tenía su propia máquina de ferrocarril apodada ‘La chiva’. Ahí también se fabricaron los durmientes para el tren que Porfirio Díaz mandó a construir.
Un lugar con tanta magia no podía pasar desapercibido para la industria cinematográfica, así que hasta ahí llegaron diversas producciones. Joaquín Cordero, Alicia Rodríguez, Alfredo Fernández ‘El pichi’ son algunos de los artistas que actuaron en esa hacienda. Antes de morir Sarita Montiel, la estrella europea de más impacto en América Latina en la década de los 50, visitó la hacienda para recordar los buenos momentos vividos ahí.
La película ‘El zorro’, protagonizada por Antonio Banderas y Catherine Zeta-Jones, iba a ser filmada allí, pero el dueño le había prometido a un amigo que cada año celebrarían ahí su cumpleaños, así que la condición para rentar la hacienda era que suspendieran la filmación tres días para los festejos de su amigo, a lo que el director de la cinta se negó.
Actualmente esta hacienda, que ahora cuenta con solo 60 hectáreas de terreno, continúa la tradición de siglos de producir pulque; además, su actual dueño la ha restaurado procurando conservar su fisonomía original.