Esta pareja explora las profundidades marinas a puro pulmón
Los buzos Mandy-Rae Cruickshank y Kirk Krack apenas podían distinguir la fantasmal silueta de la patrulla costera en la oscuridad. Con el corazón palpitante, esperaron la señal para rodear la valla de alambre, y entonces se sumergieron.
Mandy-Rae, de 36 años y oriunda de Edmonton, Canadá, había sido contratada por la Sociedad para la Preservación Oceánica (OPS, por sus siglas en inglés) para nadar con ballenas, como parte de un documental sobre la vida marina, pero cuando ella llegó a una sesión de filmación en Japón, el plan de la película había sufrido un cambio drástico. La OPS había descubierto una ensenada secreta cerca del pueblo de pescadores de Taiji, donde miles de delfines atrapados en redes serían sacrificados por su carne al amanecer. El equipo quería filmar la matanza anual, y para ello trataba de acercarse a la ensenada, pero la patrulla había amenazado con arrestarlos y ahora los estaba siguiendo.
Con el tiempo encima, el equipo había pedido a Mandy-Rae y a Kirk, su esposo, que participaran en una misión nocturna especial. Los dos buzos apneístas —que no usan equipo de respiración bajo el agua— eran los únicos miembros del equipo que podían colocar cámaras en el lecho marino sin hacer ruido ni burbujas, con lo cual evitarían ser descubiertos.
Con paquetes de cámaras e hidrófonos (micrófonos para escuchar bajo el agua) a cuestas, nadaron hasta el centro de la ensenada y se sumergieron en las oscuras aguas. Buceaban a ciegas. “No sabíamos dónde estaba el fondo”, dice Mandy-Rae. “Teníamos que esconder bien el equipo para que no lo encontraran los buzos japoneses que recogían delfi-nes muertos en el fondo”.
Mientras trabajaban, unos sonidos tétricos les recordaron el objetivo de su misión. “Podíamos oír a los delfines atrapados en las redes”, cuenta Mandy-Rae. “Se comunicaban unos con otros. Era muy triste”.
La película final, The Cove (“La ensenada”, disponible en DVD), es la crónica de una matanza atroz que tiñó de rojo el mar al día siguiente. El filme ganó el Oscar al mejor documental en 2010.