La rosca de reyes, ese delicioso pan que se degusta con la boca y se agradece con el corazón, nació en la época romana, cuando celebraban el solsticio de otoño degustando unos panes redondos elaborados con miel y frutos.
En la Edad Media el catolicismo adoptó esta costumbre porque la fecha de la celebración romana coincidía con la llegada de los tres reyes magos. En México su consumo inició en el Virreinato.
En ese entonces las encargadas de prepararla eran las monjas, quienes para adornarla usaban tiras de acitrón, —un dulce típico mexicano—, que se obtenía de las biznagas, unos cactus esféricos muy comunes en México en aquella época.
Actualmente ya no se usa la biznaga pues se encuentra enlistada por la SEMARNAT bajo la categoría de riesgo sujeta a protección especial. Es un delito extraer, comprar o comercializar algún ejemplar, producto o subproducto, y la multa puede ser de hasta 164 mil pesos.
La biznaga dejó de cultivarse porque no es redituable, ya que crece uno o dos centímetros por año, así que para que se pueda usar para la fabricación de acitrón deben pasar unos 60 años.
Ahora la rosca de reyes, –que es circular porque simboliza el amor de Dios que no tiene principio ni fin—, se decora con ate rojo y verde o con limón y naranja confitados; algunos le añaden cerezas y nueces.
Las frutas multicolores simulan las joyas incrustadas en las coronas de los tres reyes magos, las cuales significan paz, amor y felicidad.
Aunque la rosca tradicional sigue siendo la consentida, en la actualidad podemos hallar de todos tamaños y sabores. Desde la mini hasta la jumbo y sin relleno y con relleno, que puede ser de cajeta y chocolate, de pasta de almendra o de queso con zarzamora, explica Adriana Sánchez, chef corporativo de Tiendas Soriana.
¿Sabías que en la antigüedad en lugar de figurillas lo que se escondía en este pan era un haba seca?
El haba fue sustituida por una figurilla de pasta o porcelana y en la actualidad de plástico, la cual simboliza al Niño Dios que tuvo que ser escondido y protegido en los días de la persecución del rey Herodes.
El cuchillo con el que partimos el pan simboliza el peligro al que estuvo expuesto el Niño Jesús.
La costumbre colonial de partir la rosca entre familiares y amigos al calor de un espumoso chocolate perdura con fuerza hasta nuestros días. Y los números lo avalan: los días 5 y 6 de enero de 2017 la derrama económica alcanzó los 600 millones de pesos. Se estima que se consumieron 4 millones de roscas a nivel nacional.
¿Te gustaría sorprender a tu familia con una rosca elaborada por ti?
Fermenta las masas tapadas con plástico hasta que dupliquen su tamaño. Puede ser de 2 a 3 horas o más si la temperatura ambiente es muy fría.
Precalienta el horno a 150 grados Celsius y hornea la rosca entre 35 y 40 minutos. Luego permite que se enfríe a temperatura ambiente.
Una rosca recién hecha y sin conservadores dura fresca entre tres y cinco días. Lo ideal es que se guarde en una bolsa de plástico, pues así se preserva de mejor manera la humedad.
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