Los pequeños héroes del océano que combaten el calentamiento global
No sabías que el futuro del planeta está en manos (o antenas) del zooplancton. Te explicamos cómo estos pequeños seres almacenan CO₂. 💨🌎
A simple vista parecen insignificantes. Viven en las profundidades del océano y apenas miden unos milímetros. Sin embargo, estos diminutos animales marinos conocidos como zooplancton están desempeñando un papel clave en la lucha contra el cambio climático, según revela un nuevo estudio publicado en la revista científica Limnology and Oceanography.
El zooplancton, compuesto por organismos como copépodos, krill y salpas, no solo sirve de alimento a peces y ballenas. También ayuda a capturar carbono y mantenerlo alejado de la atmósfera durante décadas. Lo hacen a través de una migración estacional que los lleva a profundidades de hasta 2 km, donde “queman” la grasa que acumularon alimentándose en la superficie.
[Puedes leer: Google lanza AlphaGenome: Una IA que detecta enfermedades con tu ADN]
En primavera, estas criaturas diminutas se atiborran de fitoplancton —pequeñas algas que absorben dióxido de carbono (CO₂)— y almacenan ese carbono en forma de grasa. Luego se hunden a profundidades oceánicas, donde pasan el invierno usando esa grasa como energía.
Esta migración vertical estacional, conocida como “bomba biológica”, traslada cerca de 65 millones de toneladas de carbono al año a más de 500 metros bajo la superficie, según el equipo de investigadores liderado por la Academia China de las Ciencias y el British Antarctic Survey. Esto equivale a las emisiones anuales de 55 millones de coches de gasolina, según datos de la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU. (EPA).
Los copépodos, protagonistas de este proceso, miden apenas entre 1 y 10 milímetros. Durante su migración, almacenan grasa en largas burbujas visibles incluso con microscopio. Al sumergirse, esa grasa —que contiene carbono— se metaboliza lentamente en las profundidades, donde el CO₂ tarda décadas o siglos en regresar a la atmósfera, si es que lo hace.
Jennifer Freer, una de las autoras del estudio, describe el proceso como “una batería de carbono natural” que ayuda a regular el clima del planeta.
Aunque ya se sabía que el zooplancton ayudaba a transportar carbono mediante residuos que se hunden, esta migración estacional no había sido cuantificada a detalle hasta ahora. La mayor parte del almacenamiento ocurre en el Océano Antártico, responsable del 40% del calor absorbido por los océanos del mundo.
Sin estos animales, el calentamiento global sería mucho más severo. De hecho, si esta bomba biológica no existiera, los niveles de CO₂ atmosférico serían aproximadamente el doble, según el profesor Angus Atkinson, del Laboratorio Marino de Plymouth (Reino Unido).
Quizás te interese: Contaminantes emergentes en el agua potable: ¿qué riesgos enfrentas?
A pesar de su valiosa contribución, el zooplancton enfrenta múltiples amenazas: el aumento de la temperatura del mar, el deshielo, los cambios en las capas oceánicas y la pesca comercial de krill.
Solo en 2020, se capturaron casi medio millón de toneladas de krill en aguas antárticas, lo que pone en riesgo esta delicada cadena de almacenamiento de carbono. Aunque esta práctica es legal, ambientalistas y científicos piden que se reevalúe su impacto, especialmente ante los efectos del cambio climático.
Mientras seguimos buscando soluciones tecnológicas para frenar el calentamiento global, la naturaleza ya nos ofrece mecanismos poderosos que debemos proteger. El zooplancton, silencioso y casi invisible, es uno de ellos.
Ahora que sabemos cuánto contribuyen a enfriar el planeta, es fundamental incluir a estos pequeños organismos en los modelos climáticos, políticas ambientales y estrategias de conservación.