Manual para regresar a clases
Abre la mochila de tus hijos para descubrir que la goma de borrar ya no sirve, que el lápiz ha desaparecido y que no está el bolígrafo. Pregunta dónde está todo, pero no esperes...
Abre la mochila de tus hijos para descubrir que la goma de borrar ya no sirve, que el lápiz ha desaparecido y que no está el bolígrafo. Pregunta dónde está todo, pero no esperes respuesta alguna.
Alza la voz tan fuerte como en un anuncio de televisión para despertar a los niños, que están exhaustos después de dos meses de vacaciones. En ese momento te darás cuenta de que la vida real no es como en los comerciales. La mañana del regreso a clases no tiene alegre música de fondo y todos están de muy mal humor.
Prepara un desayuno saludable. Diles a tus hijos: “¡Coman! Tienen que comer antes de ir a la escuela”. Te mirarán, pálidos y ya agotados.
Grítales como tendrás que hacerlo el resto del año y hasta el siguiente junio: “¡Apúrense! ¡Vamos a llegar tarde! No, no sé dónde están tus jeans negros. Recoge tu piyama. No estás lo suficientemente abrigado. ¿Ya te cepillaste los dientes? ¡Mis llaves! ¿Dónde están mis llaves?”.
Cuando salgan de la escuela, ve sus caritas cansadas y contentas. Pregúntales: “Entonces, ¿qué tal estuvo su primer día de clases, niños?”, “Mmm… mmm…” Vuelve a preguntarles: “Pero ¿les fue bien?”, “Sí, sí”.
Come un chocolate para sobrevivir a una tarde de hacer listas. Escribe una lista de los útiles escolares que te falta comprar, de los libros para forrar, de los formatos por llenar y, sí, de la tarea que ya hay que hacer.
Repite una y otra vez, dependiendo de cuántos hijos tengas, “¿Ya acabaste la tarea? Tienes que bañarte. ¡A cenar! ¡A dormir! ¡Mañana hay clases!”.
Empieza la cuenta regresiva para las siguientes vacaciones escolares, mientras te das cuenta de que la gran ventaja de ser un adulto es que ya no tienes que ir a la escuela otra vez.
Anne Roumanoff es una popular cómica francesa. Reside en París.