En todo el mundo se desperdicia cerca de 40 por ciento de los alimentos, desde que se cultivan hasta que llegan a los consumidores. Además de sus repercusiones económicas y éticas, el despilfarro tiene un impacto grave en el medio ambiente. Cada persona genera unos 300 gramos de desperdicios de comida al día. Para reducirlos, sigue estos consejos:
Realiza compras inteligentes
Planea las comidas de toda la semana y haz una lista detallada de compras (deja libres uno o dos días para aprovechar los sobrantes de la cena o cambiar de planes).
Apégate a la lista y sé sensato: no compres demasiados alimentos perecederos.
Siempre en la mira
Tener los alimentos a la vista reduce el desperdicio. Evita que el refrigerador y las alacenas estén atiborrados, y que haya alimentos ocultos en el fondo. Aplica esta estrategia de los supermercados: pon los comestibles más recientes detrás de los que llevan más tiempo guardados.
Mide las porciones
No sirvas cantidades excesivas. Es fácil pedir más comida, pero muy a menudo no guardamos lo que queda en el plato. Y ten cuidado: los enormes platos de hoy hacen que una porción razonable parezca diminuta.
Aprovecha los sobrantes
Es sencillo guardar lo que quedó de la cena, pero de nada sirve si no lo consumes. Los sobrantes son perfectos para el almuerzo, y te ahorrarán tiempo y dinero.
Si definitivamente no te agradan, prepara la mitad de la comida del día y compra la otra mitad en un restaurante.
No te angusties por las fechas de caducidad
Confía en tus sentidos, más que en las fechas indicadas en los envases. Las fechas son para los comerciantes, y los consumidores tienen alrededor de una semana más para poder disfrutar los alimentos en casa.
Ten en cuenta también que la indicación “Consúmase preferentemente antes de…” es menos rigurosa que “Consúmase antes de…”.
