Mitos sobre el aprendizaje de los niños
En un mundo donde la tecnología crece día con día y las aplicaciones inteligentes se convierten en el principal entretenimiento de los niños.
El reto que enfrentan los padres de familia es buscar juguetes que procuren de manera integral el desarrollo de los niños, y la premisa en este proceso es: entre más simple sea el juguete mejor.
María Cristina Fernández, pedagoga de GYMBOREE, explica que este proceso es importante porque a través del juego el niño desarrolla su cerebro de manera integral. P
or lo que recomienda que los juguetes para menores de tres años no sean complicados, pero sobre todo que impulsen la imaginación.
Sobre la influencia de nuevas tecnologías en el juego la especialista señala que una aplicación donde el niño “toca un botón y aparece Batman” no representa un reto para el cerebro porque no estimula la imaginación ni la creatividad.
Sin embargo, añade, una pelota, una muñeca o un avioncito tienen un número ilimitado de opciones para la imaginación, “estos objetos pueden ser cualquier cosa en la mente de los menores porque crean cualquier entorno, los límites los pone el niño, no el juguete”.
Precisa que los juguetes sencillos permiten a los menores descubrir y generar más ideas, pero sobre todo, hace que el niño tenga la capacidad de plasmarlas de diferentes maneras.
Cristina Fernández destaca que en los tres primeros años de vida de un bebé se crean las estructuras mentales que permanecerán durante sus etapas posteriores, por lo que el juego en una parte fundamental en la personalidad del niño.
Agrega que el juego debe permitir el desarrollo de las características que definen la personalidad del niño, esto en cuanto a conocimiento, pensamiento abstracto, lenguaje y motricidad.
Sin embargo, reconoce que cuando se habla de juegos hay tres grandes mitos que los padres de familia deben evitar.
El primero es la idea (equivocada) que en los tres primeros años los niños deben aprender todo de todo, “hay papás que quieren a través del juego que sus hijos sean expertos en todos los temas que existen, tratan de convertirlos en sobrehumanos y eso no es posible”.
Es preocupante, añade la experta, “ver papás que a través del juego quieren que los niños hablen siete idiomas, memoricen todas las capitales y caminen a los seis meses… eso no es divertido”.
El segundo mito es que los padres establecen que el juego es tan importante “porque a través de esa actividad descubre el mundo”, tanto así que decide no imponer límites, sin embargo, “un niño sin límites es un ser humano con temores”.
Lo ideal es que a través del juego el niño sepa cuándo y por qué no se pueden hacer algunas cosas.
El tercer mito es que el juego es tan importante que lo mejor es que otra persona especializada juegue con el hijo.
“Lo ideal es que los papás busquen juegos que desarrollen de manera integral la mente de los niños”.
Advierte Cristina que el juego debe ser divertido, por lo que los padres de familia deben identificar las cosas que agradan al menor y no las que quiere los padres del pequeño.
Para los niños de tres años, actividades como poner la mesa, recoger su cuarto o ayudar en las labores del hogar pueden ser divertidas, pero nunca un juego.