Nunca fue más fácil una vida sana con estos tres consejos
Sentarse es el nuevo hábito de fumar. Estar sentado durante largo tiempo realmente puede matarte, incluso si eres un devoto aficionado al gimnasio.
Las personas que meditan tienen telómeros más largos (los extremos de sus cadenas de ADN) que las personas que nunca han meditado, y los telómeros más largos se asocian con la longevidad.
Apuesto a que has oído que sentarse es el nuevo hábito de fumar. Y es verdad hasta cierto punto. Estar sentado durante largo tiempo realmente puede matarte, incluso si eres un devoto aficionado al gimnasio. Cuando te sientas por períodos prolongados —la investigación indica que las personas pasan del 50 al 60 por ciento de sus horas de vigilia, o de ocho a diez horas al día, sentadas— tu cuerpo comienza a apagarse metabólicamente.
Ese apagón ocasiona que tus células grasas produzcan grasa de manera más acelerada, la sangre fluye más lentamente, lo que hace más probable que los ácidos grasos se agreguen a la acumulación de placa en los vasos de tu corazón. Sentarse incluso compromete el flujo de sangre en las extremidades inferiores, lo que puede crear condiciones peligrosas como la trombosis venosa profunda. Y como no estás quemando tantas calorías como cuando te mueves o estás de pie, corres el riesgo de subir de peso.
¿Conclusión? Sentarse por períodos prolongados es un factor de riesgo de muerte temprana, y ese riesgo aumenta cuanto más te sientas. Según un estudio en Annals of Internal Medicine (Anales de Medicina Interna), para las personas que se sientan más de trece horas al día, su riesgo de muerte es un 200 por ciento mayor que las personas que se sientan por menos de once horas al día. Incluso las personas que se ejercitaban con regularidad no se salva.
Las investigaciones sugieren que la mejor práctica es limitar el tiempo de estar sentado a menos de media hora. Programa un temporizador cada treinta minutos si debes hacerlo, ya sea que estés en la oficina o en tu casa, y toma un descanso de cinco minutos. Puntos extra si incorporas movimiento (piensa en estiramientos simples, caminar o subir escaleras) en ese descanso.
¿Tienes problemas de acné? ¿Y qué tal las arrugas? ¡Apuesto a que imaginas que los productos lácteos podrían ser los culpables! Estos tienen un vínculo tan fuerte con el acné que un estudio de la revista de la Academia de Nutrición y Dietética los calificó como una de las causas principales (junto con los alimentos de alto índice glucémico). ¿Por qué?
La leche de vaca contiene factor de crecimiento insulínico 1 (IGF-1 por sus siglas en inglés) que podría ser un precursor de acné. Además, la intolerancia a la lactosa, que se vuelve más común a medida que envejeces, empeora los brotes. Los productos lácteos también han sido relacionados con el aumento de arrugas en la piel.
La mayoría de las mujeres que bebieron más leche sufrió fracturas de cadera.
¿Cómo está tu salud? El consumo de productos lácteos ha sido relacionado con un mayor riesgo de varios tipos de cáncer como cáncer de próstata, seno y ovario, así como obesidad, diabetes y enfermedades cardíacas.
Además, estás ingiriendo una gran cantidad de contaminantes —desde hormonas hasta pesticidas— que pueden afectar la salud humana.
¿Y esa suposición de que necesitas lácteos para protegerte contra las fracturas de cadera? Un estudio del British Medical Journal hizo un seguimiento a más de 100, 000 hombres y mujeres suecos durante veinte años, y aunque el alto consumo de leche estuvo asociado con mayores muertes en hombres y mujeres, las mujeres que bebieron más leche sufrieron la mayoría de las fracturas de cadera (el hallazgo no aplicó a los hombres).
Afortunadamente, las alternativas no lácteas son más fáciles de encontrar que nunca, y contienen muchos de los mismos nutrientes que los productos lácteos. Elige bebida de soya, que es más similar en términos de nutrientes y textura a la leche de vaca. Si eso no satisface tu paladar prueba con las bebidas de almendras, coco, linaza, cáñamo y chícharo por nombrar solo algunas.
Si deseas deshacerte del estrés (que sin duda se refleja en tu piel), e incluso obtener protección contra el envejecimiento a nivel celular, dale la oportunidad a hacer meditación durante un minuto al día.
Los estudios demuestran que la meditación con regularidad ayuda a mejorar la salud del cerebro, pero también te protege contra el envejecimiento a nivel celular. Las personas con una práctica de meditación de larga duración (diez años en un estudio) tienen telómeros más largos (los extremos de sus cadenas de ADN) que las personas que nunca han meditado y los telómeros más largos se asocian con una vida más larga.
No necesitas pasar horas meditando todos los días para obtener los beneficios. Incluso solo un minuto al día puede brindarte los beneficios de la meditación. Una vez que descubras que puedes dedicar un minuto al día (considera hacerlo antes de levantarte de la cama o justo antes de quedarte dormido), agrega unos minutos más hasta que estés haciendo constantemente entre cinco y diez minutos al día.
Solo no te castigues cuando tu mente divague, porque lo hará. El objetivo principal de la meditación no es que tu mente esté completamente quieta. Es entrenarte para que regreses tu mente al presente cada vez que se aleje. A medida que mejoras la meditación, el enfocarse se vuelve más fácil.
Si lo haces guiado o no guiado es también una preferencia personal. Podría ser mejor comenzar con la meditación guiada, especialmente si nunca lo has hecho, y luego pasar hacerlo sin guía una vez te sientas cómodo meditando. Trata de usar aplicaciones para recibir ayuda.
Fuente: Centro de Estudios en Nutrición T. Collin Campbell