Parto consciente y en libertad, derecho humano de las mujeres
Las mujeres tienen derecho a vivir la experiencia natural dejando al cuerpo fluir libremente con cadencia, sin presiones.
¿Sabías que la episiotomía no debe realizarse siempre al igual que el rompimiento inducido de “la fuente”? ¿Sabías también que el recién nacido no debe ser separado de la madre tras el nacimiento? Las mujeres tienen derecho a vivir la experiencia natural dejando al cuerpo fluir libremente con cadencia, sin presiones, sin tiempo con el acompañamiento de un equipo humano, amable y experimentado.
México cuenta con una gran riqueza y diversidad cultural. Es en gran medida por esta razón que actualmente es uno de los pocos países del mundo que cuenta con parteras tradicionales, que además de conocer en detalle el proceso natural de dar a luz, poseen una gran sabiduría en el uso de herbolaria y medicina tradicional que, aunado al enorme respeto que albergan por el nacimiento de un nuevo ser, permiten que cada bebé llegue al mundo rodeado de amor y de las tradiciones de su pueblo.
De acuerdo con Gabriela Zebadua Baqueiro, partera e instructora en psicoprofilaxis, un parto consciente, libre y respetado es aquel en que la madre y el padre, con base en la información que reciben, pueden responsablemente elegir la forma en que quieren que sus hijos nazcan; cuentan con el apoyo de profesionales y centros asistenciales que consideran y resuelven sus necesidades individuales.
“Al momento del nacimiento se propicia el contacto inmediato piel con piel entre madre e hijo, continuando así la estrecha relación que ambos han sostenido durante el periodo de la gestación, ya que esto es vital e insustituible”.
Es de suma importancia elegir el método adecuado en el que la mujer se sienta segura, contenta y disfrute al máximo, así que es bueno saber que además de los métodos tradicionales existen otras alternativas de alumbramiento.
Algunos de los países con una menor mortalidad perinatal en el mundo tienen menos de un 10 por ciento de cesáreas. No puede justificarse que ningún país tenga más de un 10-15 por ciento.
No hay pruebas de que después de una cesárea previa sea necesaria una nueva cesárea. Después de una cesárea debe recomendarse normalmente un parto vaginal, siempre que sea posible una intervención quirúrgica de emergencia.
La ligadura de las trompas de Falopio no es una indicación de cesárea. Existen métodos más sencillos y seguros de esterilización tubárica.
No separar al recién nacido de su madre, ya que hacerlo conlleva perjuicios para la salud física, emocional y mental del bebé y de la madre; además no aporta ningún beneficio. No separar significa:
No cortar el cordón umbilical hasta que deje de latir. La placenta sigue enviando sangre, rica en oxígeno, al bebé, además de otros nutrientes, lo que facilita el inicio de la respiración pulmonar.
Que el bebé sea puesto inmediatamente en contacto piel con piel con su madre y permanezca así durante horas, sin interrupción. El contacto piel con piel inmediato del recién nacido y su madre tras el nacimiento, regula el ritmo cardíaco, la temperatura, la glucosa en sangre y el sistema inmunitario del bebé. La separación provoca que el recién nacido se sienta desamparado y sufra estrés. Las exploraciones pediátricas necesarias tras el nacimiento pueden hacerse sobre el pecho de la madre, mientras se inicia la lactancia. Mientras el apgar del bebé lo permita.
Facilitar el inicio temprano de la lactancia materna. Debe proporcionarse a la madre la intimidad necesaria para que el bebé tome el pecho en las primeras dos horas de vida por sí mismo. El pecho de la madre proporciona todo el calor que el bebé necesita, además de numerosos beneficios.
Promover el alojamiento conjunto durante la estancia en el hospital. Esto facilita el apego materno, disminuye la incidencia de depresión postparto y tambien facilita la lactancia.
La partera es una mujer que ha recibido un entrenamiento profesional y esta capacitada para acompañar, controlar y atender los embarazos, partos y puerperios normales. Brinda una atención personalizada, cálida e integral, tomando en cuenta no solo los factores físicos, sino también los emocionales y mentales. Está entrenada para poder detectar cualquier anormalidad en la madre y/o su bebé, y referir a la mujer a un médico si es necesario.
En México hay tres tipos diferentes de parteras:
Parteras profesionales: Recibieron entrenamiento en escuelas de partería, mayormente en el exterior, Estados Unidos o Europa, y están certificadas por algún organismo internacional. Atienden mayormente partos en casa y en centros de nacimiento.
Licenciadas en enfermería y obstetricia (LEO): Han cursado la carrera universitaria de enfermería y obstetricia y ejercen básicamente en hospitales públicos, donde aún no se les da su verdadero lugar para atender partos por si mismas, sino que fungen como asistentes de los médicos o como simples enfermeras.
Parteras tradicionales: Han recibido las enseñanzas directas de una partera experimentada de su comunidad, conocimiento transmitido de generación en generación. Poseen muchísimos conocimientos de herbolaria, y medicina natural y una sabiduría ancestral.
Las parteras tradicionales, además de conocer en detalle el proceso natural de dar a luz, poseen una gran sabiduría en el uso de herbolaria y medicina tradicional, que aunado al enorme respeto que albergan por el nacimiento de un nuevo ser, permiten que cada bebé llegue al mundo rodeado de amor y de las tradiciones de su pueblo. Ellas prestan un servicio invaluable en lugares donde los hospitales aún se encuentran muy alejados geográfica y culturalmente de su gente.
Además, y aunque las conocemos, poco se sabe de las parteras profesionales que trabajan en zonas urbanas de la República; éstas cuentan con formaciones académicas muy diversas, debido a que en México no existe una escuela de partería. Estas profesionales están altamente capacitadas para asistir tanto a madres como recién nacidos en el proceso del parto/nacimiento, brindando una atención personalizada de calidad, que comienza en el embarazo con los controles correspondientes, continúa en el parto con la asistencia a la madre y al bebé recién nacido y continua durante el periodo de postparto. Son estas profesionales las que hacen posible que el tener un parto en casa sea una opción y una realidad para las mujeres mexicanas, al igual que ya lo es para muchas mujeres europeas.