Podemos aprender a ser felices, aprende cómo lograrlo
Definitivamente la felicidad no es un estado, pues en ocasiones podemos experimentar dolor, tristeza o decepción y seguir llevando una vida feliz en términos generales.
En entrevista exclusiva para Selecciones, el doctor Tal Ben Shahar, cofundador y director de aprendizaje de la Academia de Estudios de la Felicidad, además de presidente del Consejo Consultivo del Instituto de Ciencias de la Felicidad de Universidad Tecmilenio, nos respondió algunas preguntas en el marco del Foro Internacional de la Felicidad 360.
Definitivamente no es un estado, pues en ocasiones podemos experimentar dolor, tristeza o decepción y seguir llevando una vida feliz en términos generales. La felicidad es alcanzar el bienestar de la persona en todas sus expresiones.
Lo anterior quiere decir que, para lograrla, hay que satisfacer las cinco caras del bienestar.
Sin lugar a duda hay un elemento genético en la felicidad. Yo siempre les digo a mis alumnos que soy la persona ideal para enseñarla, puesto que no nací con genes felices, sino con unos muy ansiosos; de ahí surgió mi interés por el tema.
Pero si bien este factor determina una parte, hay otra —de hecho, una que podría ser mayor— que depende de nuestras elecciones. El campo de los estudios sobre la felicidad se centra, en concreto, en aprender a elegir mejor.
Cursaba el segundo año de informática en Harvard. Me iba bien en lo que a la escuela se refiere, jugaba squash, tenía relaciones socia-les más o menos buenas, y, a pesar de todo, era yo muy infeliz. Eso no tenía sentido, pues siempre me habían dicho que, si te va bien y tienes éxito en estos aspectos, la ventura llegará, pero no fue así.
Entonces decidí desentrañar el misterio; con eso en mente, me cambié de informática a filosofía y psicología. Fue un movimiento acertado por el que estoy muy agradecido.
Lo primero que pasó es que me di cuenta de que había estado buscando la dicha en los lugares equivocados. La busqué en el éxito y en el fruto de lo que hacía por ambición; sin embargo, no estaba ahí.
En mi caso, la felicidad reside en otros aspectos, como en las relaciones, en cultivar un cuerpo saludable, en apreciar lo que está en mi interior y lo que me rodea, en darle un sentido a lo que hago, en la meditación. Así que la encontré en otros sitios.
Sí, aunque no tenemos que utilizarlas todas. Incluso si solo decidimos emplear una o dos de ellas, la clave está en ser constantes. La dicha es como tocar un instrumento musical: no aprendes a hacerlo en teoría, tienes que practicar, y es fundamental hacerlo de manera constante.
Puedes ejercitarte o expresar gratitud regularmente. También puedes escribir un diario o pasar más tiempo con tus seres queridos. La única condición es que debes perseverar.
Se han realizado numerosos estudios en torno al tema. La investigadora principal es la doctora Tiffany Field, de la Universidad de Miami. Su trabajo y el de otros ha demostrado que la gente que ha sido privada del contacto corporal paga un precio muy, muy alto; si esta carencia ocurrió durante la infancia, el resultado es una repercusión tanto en el desarrollo cognitivo como en el físico.
En las relaciones interpersonales, este elemento puede ayudar a resolver una gran parte de las dificultades.
Hay quienes experimentaron algún tipo de abuso físico, por lo que este tipo de interacción les resulta difícil y hasta dolorosa. No obstante, incluso estas personas pueden, de manera lenta y gradual, recuperar su capacidad de tocar y ser tocadas.
Toma tiempo y confianza. La primera regla del contacto físico es que debe ser 100 por ciento voluntario.
Todos buscamos la felicidad. Quizá la llamemos de otra forma, como “evitar el dolor” o “encontrar significado”, pero en esencia todos queremos alcanzarla. Durante miles de años los filósofos y los teólogos han hablado de “felicidad”, “plenitud” o “bienestar”. Son conceptos universales.
En cuanto a cómo alcanzarla, hay ciertos aspectos que nos son comunes a todos, y algunos que son personales. El común es que todos queremos dotar nuestra existencia de sentido.
Ahora bien, lo que brinda tal motivación es distinto para cada persona: para alguien puede ser estudiar textos en sánscrito, para otro puede ser sanar a la gente, para alguien más puede ser emprender un negocio y para otro más puede ser estar con su familia. Cada quién encuentra el sentido en algo diferente.
Si bien hay muchas malas noticias, también hay muchas buenas. Creo que transmitir estas últimas es un acierto de Selecciones. No hay que enterrar la cabeza para ignorar los problemas, pero tampoco hay que ignorar las cosas dignas de celebrarse.