La sinceridad, la compasión, vivir de acuerdo con tus valores, súmalos todos y el resultado es la autenticidad.Esta cualidad invaluable tiene que ver con el equilibrio: actúas de acuerdo con lo que es importante...
La sinceridad, la compasión, vivir de acuerdo con tus valores, súmalos todos y el resultado es la autenticidad.
Esta cualidad invaluable tiene que ver con el equilibrio: actúas de acuerdo con lo que es importante para ti, cumples con los demás y te encuentras con ellos como iguales.
La autenticidad es conocerte y respetarte lo suficiente como para tomar decisiones que reflejen tus principales prioridades, y encontrar formas de decir la verdad con benevolencia y tacto.
Los psicólogos afirman que cuanto más puedas aportar de tu yo íntegro, más feliz y más viva te sentirás; pero es un proceso que te puede llevar toda una vida, no un proyecto de un día para otro.
Empieza por practicar valores en tu vida. Puede ser tan sencillo como llamar a tu papá por teléfono con más frecuencia o comprar latas de comida para instituciones de beneficencia de tu localidad.
Lo que evita que este rasgo se convierta en un festival de egos es un grupo de células cerebrales conocidas como neuronas espejo.
Son las que hace que todo el mundo en una reunión de trabajo cruce las piernas cuando lo hace el jefe; que bosteces cuando lo hace tu pareja; que sientas frío cuando tu hija sale de casa en el invierno sólo con una sudadera. Lo maravilloso de las neuronas espejo es que, al crear empatía aseguran que los humanos nos conectemos.
Explican por qué sientes tristeza cuando alguien llora o miedo cuando tu mejor amiga te confía sus temores. Notar y actuar en respuesta a estos sentimientos es la autenticidad misma en acción. Y, por extensión, la forma más aunténtica de belleza que existe.