Por esto tu cerebro nunca quiere que hagas ejercicio
Resulta que hay una razón biológica por la que prefieres sentarte en el sofá a hacer ejercicio. Esto es lo que es y cómo superar tu inercia.
Resulta que hay una razón biológica por la que prefieres sentarte en el sofá a hacer ejercicio. Esto es lo que es y cómo superar tu inercia.
Cuando se trata de hacer ejercicio. Muchos de nosotros pasamos más tiempo explicando por qué no tenemos tiempo atándonos los zapatos y saliendo por la puerta. De acuerdo con la American Heart Association, solo necesitamos 150 minutos de ejercicio moderando cada semana, pero la mayoría de nosotros no alcanzamos esa meta.
De hecho, los informes nacionales de estadísticas de salida encontraron que más de tres de cada cuatro estadounidenses no llegan a esa recomendación semanal. ¿Por qué? La razón puede ser que estamos programados para ser perezosos, a pesar de nuestras mejores intenciones.
En un nuevo estudio en la revista Neuropsychologia, el investigador postdoctoral de la Universidad de Columbia Británica Matthieu Boisgontier, PhD, reclutó a 29 participantes y les pidió que observaran imágenes de actividad física o inactividad mientras llevaban electrodos que registraron su actividad cerebral.
Se pidió a los participantes que movieran sus avatares en pantalla lo más rápido que pudieran hacia las imágenes activas y alejándolas de las imágenes inactivas en una prueba, y luego se alejaran de las fotos activas y se acercarán a las inactivas.
Boisgontier y sus colegas encontraron que los voluntarios se movían más rápido hacia las imágenes físicamente activas que hacia las inapropiadas. Sin embargo, los participantes también utilizaron mucha más actividad cerebral al alejar sus avatares de las imágenes inactivas que hacia ellos. En otras palabras, el cerebro trabajo más duro para alejarse de la imagen sedentaria.
La razón puede remontarse a los instintos de supervivencia. “Conservar nuestra energía física” ha sido esencial para la supervivencia de los humanos, ya que permitió ser más eficientes en la búsqueda de alimentos y refugio, competir por parejas sexuales y evitar a los depredadores”, explico Boisgontier a Medical News Today.
“Estos resultados sugieren que nuestro cerebro se sienta atraído de manera innata por las conductas sedentarias” agrega.
El secreto para moverse más podría ser tan simple como engañar a tu cerebro para que quiera hacer ejercicio. En un artículo en Current Sports Medicine Reports, el autor Daniel E. Lieverman, explica que debido a que nuestra inclinación natural es ser perezoso, simplemente decirte que ejercitarte más no funcionará, necesitas incentivos.
La solución es hacer que tu rutina se sienta más como un juego; elige algo que no se sienta como ejercicio y es más probable que lo hagas. Otra estrategia es construir intencionalmente más actividad en tu rutina diaria.
Tomado de rd.com This Is Why Your Brain Never Wants You to Exercise