Cuando pensamos en la gripe, lo primero que viene a la mente son los síntomas físicos como los dolores musculares, la tos y la fiebre. Sin embargo, lo que realmente nos hace sentir abatidos es el cansancio extremo, la apatía, la irritabilidad y esa niebla mental que parece no desaparecer. Entonces, ¿ qué le pasa al cerebro cuando te enfermas?
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A este conjunto de síntomas se le conoce como comportamiento de enfermedad y, aunque es desagradable, cumple una función importante. Los síntomas que experimentamos durante una infección viral o bacteriana no son simplemente efectos colaterales de la enfermedad, sino que ayudan a nuestro cuerpo a redirigir su energía para luchar contra los patógenos que nos han invadido.
Para entender cómo la enfermedad afecta nuestro cerebro y estado mental, es esencial hablar de la barrera hematoencefálica. Esta estructura compleja protege las células cerebrales impidiendo que la mayoría de los patógenos y moléculas inmunitarias entren en el cerebro. Durante mucho tiempo, se pensó que esta barrera también bloqueaba las señales del sistema inmunológico, pero ahora sabemos que ciertos mensajeros pueden atravesarla e influir en nuestro comportamiento.
Un estudio realizado por investigadores alemanes mostró cómo una infección puede desencadenar el comportamiento de enfermedad en ratones. Al exponer a los ratones a un virus, se observó que su comportamiento se veía alterado, especialmente en situaciones que miden la depresión en roedores, como la prueba del laberinto acuático de Morris. Los ratones infectados pasaban más tiempo flotando, lo que sugiere que el virus afectaba su estado mental, similar a la depresión.
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El estudio también reveló que el virus inducía la producción de interferón-β en los ratones, una molécula inmunológica que activa receptores situados en la barrera hematoencefálica. Para comprobar si estos receptores desencadenan el comportamiento de enfermedad, se compararon ratones normales con otros genéticamente modificados sin estos receptores. Los resultados mostraron que los ratones modificados eran menos propensos a la depresión, sugiriendo la importancia de estos receptores en el comportamiento de enfermedad.
Los investigadores identificaron que, en respuesta al interferón-β, las células de los vasos sanguíneos producían otra molécula llamada CXCL10, conocida por su actividad inflamatoria. En estudios del hipocampo, la parte del cerebro que ayuda a formar recuerdos y afecta nuestras emociones, se observó que CXCL10 alteraba las respuestas neuronales, lo que podría reducir la capacidad de aprendizaje. Esto explica a nivel celular y electrofisiológico el comportamiento de enfermedad.
Este descubrimiento abre nuevas vías para encontrar formas de detener el comportamiento de enfermedad en pacientes con cáncer o enfermedades autoinmunes que reciben tratamiento con interferones. Aunque estos síntomas pueden parecer una molestia, son vitales para que nuestro sistema inmune se concentre en combatir infecciones. Entender este proceso nos permite apreciar mejor cómo nuestro cuerpo trabaja para protegernos, incluso cuando nos sentimos mal y esa es una de las muchas razones de lo que le pasa al cerebro cuando te enfermas.
Información de The Conversation
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