Las excusas más graciosas escritas por padres a los maestros
Además de ser entretenidas, estas anécdotas revelan los eternos malentendidos entre los padres y los maestros. Esta es una selección de las mejores.
Patrice Romain, educador francés de 54 años, lleva más de tres décadas atesorando estas joyas: notas divertidas, conmovedoras y llenas de buena o mala fe enviadas por padres a los maestros de escuela.
No le voy a contar ningún cuento chino. Mi hijo Didier no fue a la escuela ayer porque le dio un ataque agudo de “flojeritis”. Sin embargo, por una vez en la vida, no voy a juzgar al niño, y espero que usted tampoco lo haga.
Sé que mi hija no asistió ayer a la escuela, pero si uno reflexiona sobre esto, ¿qué son seis horas en toda una vida? ¿Acaso no hay problemas más serios en el mundo?
Le ruego que no sea demasiado duro con mi hijo por sus malas calificaciones. ¿No fue también Einstein un pésimo alumno? Nadie sabe lo que el futuro le tiene reservado al niño. Gracias por su comprensión.
Perdone que Brandon haya llegado tarde. Me dijo que llevaba el viento en contra de camino a la escuela. Gracias.
Le resumiré la mañana que tuvimos: taza de chocolate caliente volcada, pánico, pecera empujada al suelo, pececito dorado asfixiándose, gritos, ladridos, llantos, limpieza del piso… y por eso el niño llegó tarde. Mis más sinceras disculpas.
Le agradezco mucho todo lo que hace usted por mi hija, porque desde que perdí a mi esposa, me resulta difícil ocuparme de la casa. Me gustaría expresarle mi sincera gratitud invitándola a cenar esta noche. ¿Qué le parece la idea?
Yo, Pierre Durand, reconozco y confieso que he traído a mi hija Lucile tarde a la escuela el día de hoy, lunes 18 de enero. Pero, por favor, no se lo diga a mi ex esposa, o me matará.
Lamento que mi hija haya faltado ayer. Sé que había examen de matemáticas, pero es verdad que siempre le duele el estómago cuando hay examen de esa materia.
Le ruego excuse a mi hijo por haber faltado a clases toda la semana pasada. Pero si usted supiera lo baratas que salen las vacaciones en la playa fuera de temporada, y pudiera ir, seguramente lo haría. Mil gracias por su comprensión.
Mi hijo no irá mañana a la escuela. No voy a explicarle por qué. No es de su incumbencia.
Lamento que Leo haya llegado tarde; fui yo quien le dijo que no pusiera el despertador porque nos despierta. Gracias de antemano, y que tenga un excelente día.
Boris no fue a la escuela el martes porque le pisó la cola al gato, se cayó y éste lo arañó, así que tuvimos que ir al veterinario y al médico. Pero no fue nada grave, y ya son de nuevo muy buenos amigos.
Le ruego que hoy le brinde cuidados especiales a mi hija, porque esta mañana escuché su horóscopo en la tele y no le augura nada bueno. Muchas gracias.
Le aviso que mi hijo fue a la escuela hoy sin haber hecho la tarea de matemáticas. Pero como no piensa estudiar ciencias en el futuro, no tiene importancia, ¿verdad?
No llevé a mi hija a la escuela porque supe que hay un brote de gripe. Ojalá no se contagie usted.
Con todo lo que hemos tenido que soportar en los últimos años, ¿no podría nuestra hija tener esta vez una maestra agradable, seria y puntual, y no una simple practicante, o que esté embarazada, o que tenga mala salud, o que sea una promotora de las causas sindicales? Espero que preste la debida atención a esta solicitud.
La próxima vez que un tal Pierre Durant se ría de nuestra familia por tener sobrepeso, y en particular de mi hija Leticia, iré a la escuela para demostrarle que no es grasa lo que llevamos encima.
Confío en que usted reprenderá a ese mozalbete y lo hará comprender que más le vale buscar otra víctima. De antemano, muchas gracias.
No soy ninguna entrometida, pero, ¿es cierto lo que la gente dice sobre la maestra de cuarto grado, que se está divorciando? Gracias y perdone mi curiosidad, que no es malsana, lo juro.
Mi hija no fue a la escuela el martes porque había rebajas y quería yo comprarle ropa nueva. Sé que usted lo entiende porque es mujer. Gracias, y que tenga un feliz día. Posdata: ¡Y no me arrepiento de lo que compramos!