¿Quién inventó el pino aromático para auto?
Los pinos aromatizantes que colgamos en el auto deben su existencia a un encuentro fortuito que ocurrió hace unos 63 años en Watertown, Nueva York.
Cierto día, Julius Sämann escuchó al lechero quejarse de uno de sus riesgos de trabajo: el hedor de la leche echada a perder. Se lo estaba diciendo al hombre apropiado.
Te recomendamos: Olores curativos
Sämann, un químico alemán, había estudiado los aromas de los árboles en los bosques de Canadá. Estaba interesado en la tecnología que se usaba para extraer el aceite esencial de los árboles, así como en su envasado, transporte y distribución.
En 1954 solicitó la patente de un papel impregnado con “sustancias fragantes, eliminadoras de olores”, una envoltura de celofán y un cordón para colgarlo. En la solicitud anotó que el cordón era necesario porque “algunas sustancias a veces son de naturaleza aceitosa o pegajosa, o difíciles de retirar de las manos”.
Te recomendamos: Fragancias para tu hogar
La ilustración que adjuntó mostraba un recorte de papel, envuelto en celofán, con la forma de una joven curvilínea. Sin embargo, posteriormente sustituyó a la chica por un pino frondoso.
Sus razones eran esencialmente prácticas. La forma cónica del árbol permitía al usuario quitar el celofán poco a poco, de la punta a la base, rama por rama, y así el aroma podía durar hasta siete semanas.
El invento de Sämann fue muy oportuno. En esa época las opciones de aromatizantes eran escasas para los conductores que fumaban dentro de sus autos y dejaban impregnadas las vestiduras con el olor a humo. Los pinos aromáticos les gustaron también a los taxistas. “Llevar un aromatizante dentro del taxi se volvió un servicio extra”, dice Allan J. Fromberg, vocero de la Comisión de Taxis y Limusinas de la Ciudad de Nueva York. “En los taxis, el conductor y los pasajeros beben, comen… y despiden ciertos olores”.
Sorprendentemente, poco ha cambiado desde los tiempos de Julius Sämann. La compañía que fundó, Car-Freshner Corporation, mantiene sus instalaciones en las afueras de Watertown, y sigue siendo una empresa familiar de tercera generación, aunque actualmente ofrece pinos con 60 aromas.
“Hemos vendido miles de millones de arbolitos”, dice con orgullo Jody LaLone, su presidenta. “Probablemente tantos como el número de hamburguesas que ha vendido McDonald’s”.
¿Los utilizaste alguna vez? ¿Recuerdas el aromatizante de la Chica Fresita?