Sexismo en el cine

Carey Mulligan nos habla sobre su papel en Las sufragistas, película que inauguró el Festival de Cine de Londres del año pasado. Es la primera cinta que lleva la historia de las sufragistas británicas a la pantalla grande, un tema tan relevante que cuesta entender que los estudios no lo hayan abordado antes.

“No creo en absoluto que haya sido un descuido”, expresa Mulligan. “Tenemos una industria cinematográfica sexista, así que se cuentan muy pocas historias sobre mujeres”.

Mulligan (ganadora de un premio BAFTA y nominada al Oscar por su papel en An Education, y embajadora de la organización War Child) lleva puesto un vestido largo de flores y sonríe con naturalidad.

En la película interpreta a Maud, ama de casa y empleada de una lavandería. Aunque su personaje es ficticio, revela mucho sobre las mujeres de ese tiempo.

“Lo mejor de la historia de Maud es que al principio no se involucra en absoluto en la causa”, dice la actriz. “Es miembro de una familia de clase obrera en la época victoriana y no le interesa el movimiento sufragista. Pero cuando conoce a esas mujeres encuentra inspiración y una voz propia”.

Para algunos, la película es muy impactante. En una de las secuencias iniciales, una multitud de mujeres amotinada a las puertas del Parlamento, todas furiosas porque no se ha aprobado una ley que les concedía el derecho al voto, es dispersada brutalmente por la policía a garrotazos.

 

¿Se sorprendió Mulligan al averiguar sobre su personaje?

“Sí, me sorprendió mucho”, dice. “Sabía, por ejemplo, de las huelgas de hambre que esas mujeres hicieron en la cárcel, pero fue una gran revelación descubrir que las obligaban a comer. Y nada sabía yo sobre los actos destructivos que las mujeres realizaban como protesta.

¡Imagina que alguien entra hoy al Museo Victoria y Alberto de Arte y Diseño y destroza un cuadro a navajazos!

 

¿Así que el sistema educativo ha pasado por alto enseñar el papel fundamental de las mujeres en la historia británica?

“Recuerdo un libro de texto que trataba sobre los movimientos sociales en la Inglaterra victoriana, pero no profundizamos en él en las clases”, dice Mulligan. “Como mujer joven que soy, ciertamente no siento ningún orgullo cuando se trata de ir a votar”.

Cuando se piensa en las aclamadas interpretaciones de Mulligan, es fácil olvidar cómo afecta a las actrices el asunto del sexismo. Con todo, ninguno de los logros de Carey ha sido fácil.

“Antes de filmar Lejos del mundanal ruido, pasé 18 meses en el desempleo”, revela. “O una tiene que interpretar papeles que no le interesan en absoluto, o se queda esperando a que la llamen.

Hice bastantes trabajos al comienzo de mi carrera como para permitirme estar sin empleo por un tiempo, pero eso es una situación privilegiada”.

Al hablar de los problemas que afrontan las actrices, sale a colación la prueba Bechdel: pensar en una película que tenga al menos dos personajes femeninos que estén conversando sobre algo que no sean los hombres. Muchos filmes no pasan esta prueba. Las sufragistas la pasa en menos de cinco minutos.

Mulligan señala otro aspecto relevante de la cinta: el personaje del inspector Steed, de la Policía Metropolitana de Londres. Hostiga a las sufragistas desde el principio, las fotografía en secreto y compila expedientes de ellas. “Era la primera vez que la policía usaba ese tipo de vigilancia, y fue con las mujeres”, subraya la actriz.

Las impactantes imágenes de la sufragista Emily Davidson al ser pisoteada por los cascos del caballo del Rey en el Derby de Epsom de 1913 fueron las primeras en su género en dar la vuelta al mundo. Esas imágenes y las del funeral —que ponen fin a la película— tuvieron un enorme impacto internacional.

Mulligan expresa: “El filme usa el marco de referencia de 1912 para hablar de lo que estamos viviendo en la actualidad. Jamás sentí que estuviéramos haciendo un documental sobre sucesos del pasado lejano; trata de cómo son las cosas hoy”.