¿Te despiertas cansado, te arrastras durante el día y te cuesta concentrarte? No estás solo. El cansancio crónico se ha convertido en una de las principales quejas de las personas adultas, especialmente entre los 30 y 65 años. Aunque solemos culpar al exceso de trabajo o al estrés, muchas veces el agotamiento diario proviene de hábitos cotidianos que drenan tu energía sin que lo notes.
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Según especialistas como la Dra. Estefanía Belén Mondin (Hospital Italiano) y la Dra. Silvana Malnis (Hospital Alemán), la fatiga persistente puede tener causas tanto físicas como psicológicas. Dormir mal, comer de forma inadecuada, procrastinar o exponerse en exceso a dispositivos digitales son algunas de las conductas más comunes detrás del agotamiento mental y físico.
La buena noticia: puedes modificar estos comportamientos y recuperar tu energía diaria con pequeños cambios.
1. Multitarea: el mito de la productividad
Aunque parezca eficiente, realizar muchas tareas al mismo tiempo satura tu cerebro, reduce la concentración y eleva el nivel de estrés. Como explica la Dra. María Teresa Calabrese, endocrinóloga y psicoanalista, el cerebro humano no está diseñado para enfocarse en múltiples actividades de manera efectiva.
“El multitasking no existe. Podemos hacer varias cosas, pero no con la misma calidad que si nos enfocamos en una sola”, señala.
¿Qué hacer? Prioriza, elimina distracciones y haz pausas. Verás mejoras en tu rendimiento y menos agotamiento mental.
2. Procrastinar agota más de lo que crees
Postergar tareas genera una carga emocional constante. Esa lista mental de pendientes activa el estrés y te deja sin energía. La Dra. Lucía Crivelli, neuropsicóloga en Fleni, recomienda dividir tareas grandes en partes pequeñas y comenzar poco a poco.
“Soltar la idea de perfección reduce la procrastinación y mejora el rendimiento”.
Tip útil: Organiza tu día con metas realistas. Empieza con lo más difícil y celebra cada avance.
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3. Complacer a todos… menos a ti
Decir “sí” a todo puede parecer altruista, pero muchas veces es un camino directo al agotamiento emocional. Vivir en función de las necesidades de otros y descuidar las propias mina tu autoestima y energía.
¿La solución? Establece límites saludables y prioriza tu bienestar sin culpa. Es un acto de autocuidado necesario.
4. El desorden físico y mental abruma
Tener la casa o el escritorio en caos impacta directamente en tu mente. Estudios muestran que el desorden visual incrementa el estrés, reduce la productividad y consume recursos mentales.
Haz la prueba: ordena tu entorno más usado —como el dormitorio o área de trabajo— y observa cómo mejora tu concentración y ánimo.
5. Rumiar pensamientos negativos
Dar vueltas a los mismos miedos o preocupaciones es una de las formas más insidiosas de perder energía. La rumiación mental consume tus recursos cognitivos, alimenta la ansiedad y dificulta la concentración.
Identifica cuándo te estás enredando en estos ciclos. Practicar mindfulness, meditación o hablar con un profesional puede ayudarte a romper ese patrón.
¿Cómo recuperar la energía?
La Dra. Mondin señala que tener una rutina saludable es clave: buena alimentación, sueño reparador y actividad física regular. El ejercicio, por ejemplo, libera endorfinas, que inducen sensaciones de placer y bienestar.
Otras recomendaciones para combatir el cansancio crónico:
- Dormir al menos 7-8 horas por noche.
- Reducir el consumo de alcohol, cafeína y alimentos ultraprocesados.
- Evitar el uso de pantallas antes de dormir.
- Planificar descansos, comidas y actividades recreativas.
- Practicar técnicas de relajación como respiración profunda o yoga.
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Estar agotado todo el tiempo no debería ser tu estado natural. Identificar y corregir estos hábitos que drenan tu energía puede marcar una gran diferencia en tu salud física, emocional y mental. Con cambios pequeños, sostenidos y conscientes, es posible recuperar tu vitalidad y volver a disfrutar tu día a día.