¿Te comes las uñas? ¡Cuidado! Podrías enfermar o incluso morir
Morderse las uñas es un mal hábito muy común entre la gente, pero puede provocar problemas estomacales, y también un cuadro de sepsis mortal.
Morderse las uñas es un mal hábito muy común entre la gente, las causas más recurrentes son por ansiedad o nervios. Sin embargo, de acuerdo con el coordinador de Hospitales del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Carlos Fernando Ramírez Aboites, esto podría llevarte a la muerte.
El especialista menciona que morderse las uñas puede provocar problemas estomacales, pero también un cuadro de sepsis que podría resultar mortal para cualquiera.
Este mal hábito, conocido clínicamente como onicofagia, propicia que las bacterias ingresen al estómago y generen, en el menor de los casos, problemas estomacales, sin embargo, debajo de la superficie de las uñas es común que queden enterradas bacterias y oxiuros provenientes del ano, los cuales podrían generar un cuadro de sepsis.
De acuerdo con el National Institute of General Medical Sciences, la sepsis es una afección médica grave, causada por una respuesta inmunitaria fulminante a una infección; el cuerpo libera sustancias químicas inmunitarias en la sangre para combatir la infección y estas desencadenan una inflamación generalizada, la cual produce coágulos de sangre, fugas en los vasos sanguíneos e incluso los órganos pueden dejar de funcionar.
Los síntomas de este padecimiento pudieran confundirse con una gripe, pero posteriormente consisten en
Comerse las uñas provoca malformaciones en los dientes y en la manera de morder, debilita el esmalte y ocasiona la pérdida de crecimiento de la uña, eventualmente los dedos se ensanchan y con el pasos de los años estos se deforman.
“El mordedor compulsivo de uñas puede estar tentado también a comerse la cutícula y la piel de alrededor, conocida como padrastros, lo que provoca heridas a través de las cuales pueden sufrir infecciones”, señaló el especialista Ramírez Aboites.
Y agregó que los dientes más afectados suelen ser los incisivos, pero también puede provocar alteraciones en la mandíbula, dolor en el cuello y en la cara y ruidos articulares.