Es natural culpar a tus genes por cualquier cosa, pero la genética no puede explicar cosas como tu torpeza o el no recordar los cumpleaños.
Si bien tu ADN puede desempeñar un papel medible en la forma en que aprendes, la genética tiene mucho más que ver con la capacidad general de aprendizaje que con tu habilidad para dominar temas particulares, informa Los Angeles Times.
Según Atlantic, la habilidad matemática básica depende del “trabajo duro, la preparación y la confianza en uno mismo”, no de ganar la lotería genética.
No naces con la incapacidad de recordar, ¡así que tampoco intentes culpar a tus genes por olvidar tu aniversario de bodas! Una y otra vez, los científicos muestran que nuestra capacidad intelectual no está fijada en la biología.
WebMD informa que, aunque la genética juega un papel importante, el gen principal de la memoria explica “diferencias relativamente menores en la función cerebral”.
Los factores que podemos controlar incluyen la dieta, el sueño, el manejo del estrés, el ejercicio físico y ejercicios cognitivos como aprender nuevas habilidades. Según Psychology Today, hay varias formas efectivas de entrenar tu memoria de trabajo, del tipo que retiene números de teléfono y nombres, como con estos 14 extraños ejercicios cerebrales.
No, el pensamiento creativo no puede explicarse simplemente por la genética: el desarrollo de la creatividad tiene mucho más que ver con la motivación y el interés personal.
Edward Glassman, genetista y profesor emérito de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, dice que es un “mito importante” que la creatividad se hereda en gran medida.
“La mayoría de las personas con una capacidad mental razonable pueden volverse más creativas” mediante el desarrollo de habilidades de pensamiento creativo. Estos incluyen la capacidad de mantener una mente abierta, generar ideas y utilizar una variedad de tácticas de resolución de problemas.
En una entrevista de NPR, David Epstein, autor del libro The Sports Gene, dice que nuestros reflejos necesarios para atrapar o golpear una pelota de béisbol son una habilidad aprendida. “Incluso los mejores bateadores del mundo tienen tiempos de reacción perfectamente pedestres”, señala.
Cualquiera puede aprender a leer el lenguaje corporal y otras cosas de percepción para mejorar en el deporte.
¿Qué? Ya hemos cubierto cómo los genes juegan un papel en la capacidad de aprendizaje general, y aprender otro idioma no es una excepción. Pero no culpes al “gen del lenguaje” por tu pobre ingles: la investigación sobre el aprendizaje de idiomas muestra que el gen es solo una pieza de un rompecabezas más grande de la ciencia del cerebro.
Las investigaciones de publicaciones como Procedia y Modern Language Journal sugieren que lo más importante es tu actitud.
Según un artículo de LiveScience, con la práctica, las personas pueden mejorar todos los procesos mentales necesarios para dibujar bien. Estos incluyen recordar información visual, tomar decisiones informadas sobre exactamente qué elementos dibujar y, quizás, la habilidad más importante, aprender a ver de manera diferente.
Si alguna vez te has encontrado quejándote de que “no puedes dibujar una línea recta”, repite este mantra: la práctica hace al maestro.
Un estudio de la Universidad de Washington sugiere que las personas juzgan a los bailarines en función de la simetría de sus cuerpos (un signo de la genética), pero el estudio no detectó una conexión entre el ADN y la capacidad de bailar.
Según una investigación publicada en Behavioral and Brain Sciences, “las diferencias en las primeras experiencias, preferencias, oportunidades, hábitos, entrenamiento y práctica son los verdaderos determinantes de la excelencia” en la danza.
En otras palabras, nunca es demasiado tarde para hacer una audición.
Tú puedes pensar que eres naturalmente malo para comprender nuevas tecnologías, pero en realidad, las habilidades que necesitas para sobresalir en informática no están integradas en tu ADN de la misma manera que, digamos, el color de tus ojos.
The New York Times explica que “los científicos se hacen, no nacen”. Como evidencia, señalan a las generaciones recientes de mujeres científicas que sobresalen junto con los hombres, no porque sus genes cambiaron repentinamente, sino por las “opciones y oportunidades” que se les presentaron recientemente.
Las mujeres todavía juegan un papel importante cuando se trata de enseñar a los niños: la ciencia incluso ha confirmado que los niños obtienen su inteligencia de mamá.
En un intento por encontrar una relación entre un gen en particular, la conducción y la memoria, Stanford at the Tech (The Tech es un museo de innovación) informa que los genes no están directamente relacionados con las habilidades motoras.
Los investigadores admiten que “se ha demostrado que los genes afectan el estado de ánimo, la atención y la ansiedad de una persona”, pero la palabra clave es “afecto”: claramente hay muchos otros factores en juego, como la práctica y el enfoque.
No importa cuán propenso a los accidentes creas que eres, no naciste así. Los expertos de WebMD explican que la coordinación requiere que los sistemas muscular, esquelético y nervioso trabajen juntos. Un proceso tan complejo difícilmente podría depender de uno o dos genes.
La Universidad de Delaware descubrió que los atletas propensos a las lesiones generalmente tenían peores habilidades de memoria y tiempos de reacción y velocidades de procesamiento más lentos. Esas son habilidades que cualquiera puede trabajar para mejorar.
Pero habla con un médico si crees que tu falta de gracia es fuera de lo común.
Nuestro sentido de orientación se basa en la memoria, no en el ADN. Hay dos tipos de memoria que usamos para navegar, según WebMD. Una es la memoria de objetos, como recordar girar a la izquierda en la gasolinera. La otro es la memoria espacial, como saber ir 100 yardas al norte y luego girar al este.
“Tu cerebro puede encontrar el camino usando una o ambas”, y ambas son habilidades que puedes mejorar a través de la práctica.
Tomado de rd.com 12 Traits You Thought Were Inherited—But Aren’t
¿Lo Sabías?
