1. Dedos fríos
La reacción del estrés reduce el flujo sanguíneo a las extremidades para enviarlo a las zonas que lo necesitarían más en caso de afrontar un peligro físico. Con las puntas de los dedos de ambas manos, tócate la parte de atrás del cuello; si se sienten muy frías, podrías estar bajo estrés.
2. Mala alimentación
¿Cuántas donas, chocolates, paletas y botanas altas en calorías comiste ayer? Si lo hiciste más de una o dos veces, podría ser indicio de antojos relacionados con el estrés, no una simple falta de fuerza de voluntad.
3. Resfríos frecuentes
Todos nos resfriamos un par de veces al año, pero las investigaciones demuestran que mucho estrés duplica las probabilidades de enfermarnos.
4. Achaques
Los dolores y molestias relacionados con el estrés a menudo se concentran en el cuello y los hombros, la cara y la mandíbula, la espalda baja y el abdomen (cuyos síntomas podrían incluir cólicos, diarrea o estreñimiento).
5. Reírte menos
Pareces haber perdido el sentido del humor. Tu familia y amistades dicen que te has vuelto irritable o triste.
6. Aislamiento social
Tienes menos contacto con tus seres queridos. Ya no haces tiempo para relajarte a través de actividades sociales que antes disfrutabas, como practicar un deporte o salir a divertirte con tus amistades.
7. Problemas con tu pareja
Una relación amorosa sana es estupenda para disminuir el estrés, pero una problemática no lo es tanto. En un estudio, las parejas que eran más hostiles cuando abordaban temas difíciles (hijos, dinero, familia política) tenían mayores indicios de cardiopatías.
Fuente: Guía de Bienestar
