Hoy 10 de octubre se conmemora el Día Internacional de la Salud Mental con el objetivo de aumentar la conciencia de los problemas de salud mental en todo el mundo y movilizar los esfuerzos en apoyo de la salud mental.
Nadie es inmune a la tristeza ocasional y a experimentar problemas de salud mental, pero los cambios de humor a largo plazo pueden indicar algo más serio, por lo que es importante ser consciente de cómo nos sentimos.
De hecho, una de cada ocho personas se ve afectada en todo el mundo por alguna enfermedad mental, según la Organización Mundial de la Salud, es decir, casi mil millones de personas. Así que, si eres uno de ellos, no estás solo.
La ansiedad y la depresión son las enfermedades mentales más comunes y parecen ir en aumento.
Lo que se busca en este Día es ofrecer una oportunidad para todos los promotores y defensores de personas con salud mental para visibilizar lo que falta por hacer para que la atención y el cuidado a la salud mental sea una realidad en todo el mundo.
Al igual que cualquier órgano, el cerebro puede mostrar signos de enfermedad en cualquier etapa de la vida y múltiples factores, como los biológicos, los genes y la química cerebral pueden desempeñar un papel en ello.
Una persona con antecedentes familiares de salud mental, por ejemplo, tiene mayor riesgo de desarrollar un problema asociado. Los factores externos también entran en juego: el estrés a largo plazo puede erosionar la salud mental, mientras que las experiencias traumáticas pueden afectar significativamente la química cerebral.
A menudo, los cambios son tan graduales que no siempre diferenciamos los síntomas. O bien, los ignoramos y esperamos que pasen. Al respecto, el Dr. Rodolfo Philippi, psiquiatra miembro del Instituto de Psicofarmacología Aplicada explica que uno de los problemas de salud mental más frecuente son los trastornos del ánimo.
“Los síntomas a los que hay que prestar atención incluyen cambios de humor, dificultades para gozar y disfrutar lo cotidiano o sentimientos de tristeza o vacío. Estos síntomas pueden acompañarse con cambios en el apetito, alteraciones en el sueño, como dormir más de lo habitual o mucho menos, falta de energía, dificultades de memoria, concentración o sensación de no poder desconectar. A su vez, todos estos síntomas impiden realizar tareas cotidianas como ir al trabajo o al colegio, lo que genera agobio o bien un esfuerzo superior al previo para poder lograrlo”, indicó el especialista.
Con información de Cromos
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