Así es la vida: En un banco de Hidalgo

En un banco de Hidalgo, México, ocurre a menudo que los lunes por la mañana falla el sistema de cómputo y la gente se aglomera. Un día, después de estar yo esperando más de una hora formada, una empleada anunció:

—Las personas de banca empresarial, por favor fórmense en la caja seis.

Entre el gentío, una voz preguntó: —Y las de bancarrota, ¿en dónde?

María de Jesús Hernández, México

Cierta vez, mi mamá ordenó un pastel con un mensaje en la parte superior para un colega suyo que iba a jubilarse, pero resultó un completo desastre. Cuando todos los empleados se reunieron para despedir a su compañero, leyeron estas palabras en el pastel: “Nuestros mejores deseos, Colin, y Debajo de Eso Escriban Te Bamos a Extrañar”. ¡El repostero ni siquiera pudo escribir bien la palabra “vamos”!

Danielle Truby, Reino Unido

Durante muchos años mi hermano trabajó como sastre con un hombre que se cansó de ese oficio y decidió poner una cantina. Una vez, mi hermano se hallaba recostado en una de las mesas de dicho negocio cuando llegó un cliente que, tras verlo así, le reclamó al dueño del bar:

—Diego, ¡mira lo que has hecho con este buen hombre! Antes era un sastre. ¡Ahora es un desastre!

Aurora Delgado, México

Una noche, la esposa de mi primo entró en trabajo de parto en su casa. Hecho un manojo de nervios, él decidió llamar al número de emergencias para solicitar ayuda.

—¿Es su primer hijo? —preguntó el operador telefónico.

—¡Por supuesto que no! —exclamó mi primo, furioso— ¡Soy su esposo!

Jill Cohen, Reino Unido

Cierto año que fuimos de campamento, solíamos visitar con frecuencia una pequeña tienda en un pueblo cercano para comprar víveres. Una noche me di cuenta de que no sabíamos a qué hora abría el establecimiento, así que cuando vi salir de él a una empleada adolescente, le pregunté:

—Disculpa, ¿podrías decirme tu horario?

—Pues ahora trabajo de seis a nueve porque estoy estudiando. Pero el próximo mes estaré de tiempo completo —respondió.

Darlene Query, Canadá

Vi cómo dos cuervos se peleaban por un cepillo dental. Ellos ni siquiera tienen dientes… el capitalismo hace que deseen cosas que no necesitan.

@alan_maguire 

Acabo de escribir una historia de terror: “Perdí mi teléfono entre las sábanas durante seis minutos”. 

@hashtag_stacks

Cuando el ejército envió lejos al esposo de una amiga mía, él solía enviarle obsequios románticos y coquetos. Un día llegó un paquete que contenía un diminuto top de cuero. Luego de batallar para ponérselo, mi amiga eligió una pose, se tomó una selfi y la envió a su marido. Minutos después recibió esta respuesta: “¿Por qué te pusiste la cubierta de cuero para volante que te envié?”.

Kathy Truman, Estados Unidos