Una dieta baja en frutas es un factor de riesgo más importante de las enfermedades que afectan al corazón, después de la presión alta y el tabaquismo.
La mala noticia es que las enfermedades cardiovasculares (ECV) son los principales problemas de salud mundiales. La buena es que se han acumulado estudios epidemiológicos que indican que el consumo de frutas está inversamente relacionado con el riesgo de padecer estos males.
Diversos estudios internacionales han apoyado el papel protector de las frutas contra las ECV y varias de ellas, (uva, arándano, granada, manzana, bayas y aguacate) han sido ampliamente estudiadas y han demostrado una potente acción cardioprotectora. Tales afirmaciones son corroboradas por un estudio publicado en la revista ‘International Journal of Epidemiology’
El consumo de frutas evita el riesgo de accidentes cardiovasculares, y también pueden limpiar tu hígado… ¡Tómalo en cuenta!
La dieta representa el factor modificable más importante para prevenir las enfermedades cardiovasculares. Hay evidencia de que los patrones dietéticos a base de plantas están asociados con un menor riesgo de ECV.
Entre los componentes claves más importantes se ha sugerido que la fruta desempeñará un papel importante en la prevención de estos padecimientos.
Actualmente, el método común de control de las ECV es el uso de farmacoterapia a largo plazo. Sin embargo, los medicamentos no son eficaces en todos los pacientes y tienen efectos secundarios que pueden agravar los síntomas y signos de los pacientes.
En contraparte, algunas frutas (extracto) poseen propiedades antihipertensivas, reductistas e hipoglucémicas similares o incluso más potentes, lo que ha inspirado a infinidad de investigadores a explorar nuevas terapias para las ECV.
Las frutas pueden prevenir las ECV o facilitar la restauración de la morfología y las funciones del corazón y los vasos después de una lesión.
Los mecanismos involucrados incluyeron la protección de la función endotelial vascular, la regulación del metabolismo de los lípidos, la modulación de la presión arterial, la inhibición de la función de las plaquetas, el alivio de la isquemia/lesión por reperfusión, la supresión de la trombosis, la reducción del estrés oxidativo y la atenuación de la inflamación.
El estudio resume los descubrimientos recientes sobre los efectos de las frutas en las ECV y analiza los posibles mecanismos de acción basados en evidencia de estudios epidemiológicos, experimentales y clínicos.
Los mecanismos cardioprotectores de las frutas no son del todo claros, pero sus excelentes propiedades antioxidantes y de barrido de radicales libres se consideran principales. En este contexto, las personas han prestado más atención a los productos naturales ricos en polifenoles, un grupo de compuestos caracterizados por la presencia de un anillo aromático y grupos hidroxilo fenólicos.
Los polifenoles se obtienen a través de dietas diarias porque no pueden ser sintetizados o almacenados en el cuerpo humano, y la fruta es una de las principales fuentes dietéticas de polifenoles.
Las pruebas del estudio China Kadoorie Biobank mostraron que el consumo diario de frutas frescas disminuía la presión arterial sistólica en 4,0 mmHg y el nivel de glucosa en sangre en 0,5 mmol/L, que se asoció inversamente con los riesgos de muerte cardiovascular.
Además, dos estudios realizados entre mujeres de 35 a 69 años y más de 70 años, respectivamente, mostraron que el consumo de frutas reduce el riesgo de mortalidad total por ECV. Además, un estudio japonés sugirió que la ingesta frecuente de cítricos es un escudo contra esos padecimientos.
En conclusión, frutas como uva, arándano, granada, manzana, bayas y aguacate mostraron efectos protectores sobre la función cardiovascular. Los productos derivados de la uva ayudan, en particular, en problemas de hipertensión y deterioro de la función endotelial.
La mayoría de las frutas fueron eficaces en la reducción del estrés oxidativo, la regulación del metabolismo de los lípidos, y la modulación de la presión arterial
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